A horas de haberse consumado el Pacto de Mayo, rubricado por el Presidente y los gobernadores uniformados en nuestra Provincia, el primer mandatario ignoró a los que pedían herramientas para su gestión, tomó el documento y la foto, y rápidamente fue a cumplir “su” objetivo: entregar los recursos naturales del país a los poderosos del mundo, que solapadamente festejan sus barbaridades. Ordenar los dislates del primer mandatario sería tedioso e innecesario, pero citaré el contraste de llamar héroes a los que fugan dólares, porque a su criterio, se liberan de las redes del Estado, que él pretende destruir. Los continuos disparates de (Luis) Caputo rebotaron negativamente ante el FMI y los mercados financieros, que el Presidente admira y teme. Para disimular la incapacidad del mejor ministro de la historia acusó de golpista a una de las más prestigiosas y solidas entidades financieras del país, como el Banco Macro. La imputación a la entidad financiera contrasta con la libertad de comercio que él pregona, y expone un desconocimiento sobre la operatoria para colocar deuda del Estado, garantizada por el Puts, que asegura a los tenedores precio y liquidez en pesos en la recompra de títulos. Ante las innumerables barbaridades del Presidente, los argentinos como en el 25 de mayo de 1810, queremos saber hacia dónde vamos.

José Emilio Gómez

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