Pensar en un auto de alta gama es pensar en un auto con la tecnología superior y más de punta que se pueda considerar. Y si pensamos en autos de fórmula uno estamos en las mismas consideraciones. Además si pasamos al campo de maquinas agrarias algunas de ellas reúnen una serie de componentes que las hacen elementos de alta tecnología tanto en motores como en dispositivos de trabajo rural. Sin embargo entre todos ellos hay elementos en común que requieren una precisión muy alta en su construcción. En este caso nos referimos a las válvulas esos elementos metálicos que permiten la entrada de la mezcla de combustible-aire y la salida de los gases de la combustión. Además son imprescindibles para el funcionamiento del motor. Esas piezas van desde nuestro país a motores Ferrari, MacLaren, General Motors, John Deere o Harley Davison. Más precisamente esas válvulas se fabrican en la ciudad santafesina de Rafaela en la planta de la empresa Basso. La compañía fue fundada en 1963 por tres inmigrantes piamonteses, de apellidos Basso, Beninca y Bottero, que se asentaron en aquella ciudad bajo el nombre BBB. “En los comienzos queríamos recuperar válvulas para la rectificación de motores, pero la gente no quería poner válvulas recuperadas, y así empezamos a fabricar para el mercado del original”, contó Juan Carlos Basso, segunda generación de la familia al frente de la empresa.

El crecimiento de Basso fue sostenido. En la década del 70 inauguró su propia planta de producción, en el predio que actualmente ocupa. En los 80 compró la División de Válvulas de la empresa Thompson Ramco Argentina, lo que potenció su producción y la asentó en el mercado del original. También en esa época acentuó su perfil de exportación. En los 90, la convertibilidad significó un golpe para el sector en el mercado interno, lo que terminó de definir el acento de la empresa hacia la exportación. En 2002, Basso pudo adquirir la fábrica de válvulas Manley, en Estados Unidos. La crisis de 2001 tuvo menor impacto en la compañía, que concentraba sus esfuerzos en otros mercados.

Desde la empresa, indicaron que exportan alrededor del 82% de su producción, principalmente a Estados Unidos. Fabrica 18 millones de unidades por año y tiene 2500 modelos de válvulas. En el certamen internacional Engine of the Year (Motor del Año) fue premiado como mejor motor, por segundo año consecutivo, el Ferrari 3.9 V8, con válvulas Basso. “No sorprende demasiado que la casa con sede en Maranello, famosa por su desarrollo tecnológico, alcance este nuevo logro. Pero sí que una empresa de Rafaela haya proveído las 32 piezas, 16 de admisión y 16 de escape, que equipan al motor de Ferrari, de 3902 cm3, inyección directa biturbo y una potencia 670 CV a 8000 rpm”, detallaron desde Basso.