A los 17 años, Paula Tusa tenía una meta: ser una tatuadora profesional. Para entonces, ya había logrado incluso que su mamá se hiciera tatuajes con el sólo fin de poder observar el procedimiento. En la década que siguió hizo todo lo que estuvo a su alcance para conseguir su objetivo y, pese a los escollos, compró unas máquinas para tatuar y emprendió de manera autodidacta. Hoy es la fundadora orgullosa de Madre Tinta, un estudio de tatuajes y piercings ubicado en Mendoza 490 (San Miguel de Tucumán), lugar en el que se realiza y donde inspira a otros jóvenes tucumanos a perseguir sus sueños.

A los 27, Paula es una expresión viviente de la pasión y de la perseverancia. Con nostalgia recuerda sus inicios, y explica cómo logró forjar su camino en el competitivo y muchas veces machista mundo del arte corporal.

ENSEÑANZA. Madre Tinta brinda cursos, talleres y seminarios sobre tatuajes y piercings para principiantes y practicantes avanzados. / INSTAGRAM @paulatusa.

Su amor por los tatuajes se remonta a la infancia. Desde temprana edad, Paula sintió un interés innato por este arte. “Los tatuajes me llaman la atención por lo menos desde los 9 años. Cuando leía revistas y veía famosas tatuadas, ‘flashaba’ con ser más grande y hacerme sus diseños”, recordó en un intercambio con LA GACETA.

Además, amaba un programa llamado Los Angeles Ink, serie en la que la tatuadora Kat Von D regresa a su ciudad natal de Los Ángeles para cumplir su sueño y abrir un local propio. “Yo fantaseaba con hacer tatuajes, pero, para ese momento, era una ilusión muy disparatada”, expresó Paula.

A pesar de que aquel anhelo se veía muy lejano, no se quedó quieta: su curiosidad fue tal que, según relata, convenció a su madre para que se tatuara sólo para poder observar de cerca el proceso. “La obligué a que se hiciera un tatuaje porque quería ver cómo era eso. Le insistí un montón e incluso se lo pagué prácticamente”, contó. “Mi mamá, para apoyarme, volvió a hacerse otros tatuajes: yo la acompañaba y miraba con atención”, agregó.

En una de las veces en la que escoltó a su progenitora al estudio, un tatuador le ofreció tres máquinas a un bajo precio. Pero en ese momento era bastante dinero para ella puesto que tenía 15 años y no trabajaba. “Pero yo salí pensando cómo podía conseguir plata para pagarlo. Vendí mi computadora y, como no llegaba, hice rosca y le ofrecí a mis vecinos casa por casa”, precisó Paula.

De tatuar goma eva al estudio Madre Tinta

Como este oficio conlleva una gran responsabilidad, marcar la piel de alguien para la eternidad, se imponía practicar. “Empecé tatuando goma eva de manera autodidacta. En ese momento no existían todos los cursos que hay ahora”, comentó la fundadora de Madre Tinta.

Los comienzos no fueron fáciles y ella apenas tenía 16 años. “Fue difícil porque no conocía a nadie, pero debía adquirir experiencia. Además, no quería meter a cualquiera en mi casa, por eso me ejercitaba dos veces al mes, y alternaba trabajando de promotora, moza... lo que salía en ese momento”, recordó.

A PRACTICAR. La tatuadora le hizo su primer tatuaje a un vecino. / INSTAGRAM @paulatusa.

Paula recuerda con cariño a dos personas que marcaron su destino: su analista y su hoy socio. Al respecto, manifestó: “me acuerdo que fui a la psicóloga y me dijo que con lo único en lo que siempre me veía segura y sonriente era con los tatuajes. Otro que me impulsó fue mi compañero y socio en Madre Tinta”.

Su primer cliente fue su propio vecino. Él llamó a otro vecino y así formó su primera clientela. No contenta con tatuar a otros, se tatuó a sí misma en tres ocasiones. “En un momento me di cuenta de que ya no podía dividir mi tiempo entre un trabajo y el tatuaje, y empecé a trabajar de lo mío en un local”, relató.

Uno de los momentos destacados en la carrera de Paula fue cuando la contrataron para tatuar en una boda. El acontecimiento se convirtió en una experiencia aún más memorable para todos. “Los novios abrieron la ronda: se tatuaron una frase y sus invitados, nombres de la familia”, acotó.

TATUAJES EN PAREJA. El año pasado Paula fue tatuadora en un casamiento, donde tatuó a los novios y a los invitados. / INSTAGRAM @paulatusa.

El fervor de Paula por el arte del tatuaje también se manifestó durante el Mundial de Qatar 2022, época en la que llegó a realizar al menos dos tatuajes diarios relacionados con Lionel Messi, las tres estrellas o la copa. “Ahí notás que la gente no solamente se tatúa por gusto, sino también por pasión, por promesas, por obsesión... algunos por amor”, reflexionó.

ESTA LOCURA SE LLEVA EN LA PIEL. A finales del 2022 hacía dos tatuajes del mundial por día. / INSTAGRAM @paulatusa.

En el mundillo del tatuaje, Paula ya posee un lugar. Se lo ganó por su habilidad para plasmar momentos y emociones en el cuerpo de sus clientes.

"¿Quién tatuá acá?" 

El camino no estuvo exento de desafíos en un mundo predominantemente masculino. Paula se encontró con colegas que la subestimaban por el simple hecho de ser mujer. “Cuando ya llevaba cinco años tatuando en un local, me pasaba que, cuando salía a atender los clientes, no me prestaban atención. Yo les preguntaba qué se querían hacer y me respondían '¿quién tatúa acá?' Y miraban atrás mío, como si yo fuera la secretaria o recepcionista”, narró.

Misognia, desaires y desconfianza. Paula conoció los contras de no ser varón mientras trataba de hacerse un nombre entre los tatuadores. Ella optó por mantenerse firme y, poco a poco, obtuvo el respeto de sus pares. “Más allá del machismo y de los malos momentos, conocí a gente muy buena; compartí momentos muy hermosos e hice vínculos muy lindos con el tatuaje”, resumió.

En "Madre Tinta" trabaja con su compañero Lautaro Galván que enseña a tatuar a principiantes, mientras ella continúa con una nueva pasión, los body piercings. En este momento, la joven emprendedora tatúa, perfora e instruye. Además, desea inspirar a otros con su historia de determinación y perseverancia. Aconseja restar importancia a las opiniones que tiran para atrás: “a mí hasta hoy me dicen que tengo que hacer otra cosa. Lo que suelen decirle a los artistas en general, es decir, que del arte no se vive”.

PROFESIONAL. Paula Tusa sigue introduciéndose en este mundo con cursos, aprendiendo y enseñando. / INSTAGRAM @paulatusa.

Sin embargo, ella pudo. “Gracias a Dios y a la constancia, me dedico solamente a tatuar. Esto es lo que me sustenta y mi vida. A veces llego al local y me acerco a sus hermosos ventanales. Se ve un atardecer tan lindo y siento una paz en mi corazón que es inexplicable. Es como un orgullo, aunque no hay palabras para describir lo que siento”, describió.

A los apasionados por los tatuajes que aún no se animan a lanzarse a la pileta Paula les aconseja que empiecen por un curso básico. A ellos les dijo: "es muy importante informarse, y conocer las herramientas y materiales. Mejor aún, aprovechen que ahora los cursos están al alcance de todos. Pero no se frustren porque es un camino largo, que se transita con constancia y amor por el trabajo que una hace”.

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