En La Ciudadela son conscientes de que por más que en las fases regulares de la Copa Tucumán el rendimiento no fue arrasador, propio de lo que se le puede exigir a un bicampeón, San Martín tiene que estar atento. Sportivo Guzmán tiene todas las intenciones de ser tricampeón y con ese impulso saltará a la cancha el sábado en San Antonio de Ranchillos.

Pero más que es un juego de alta exigencia,  los pibes “santos” disfrutan de la previa. “Será un partido difícil. Por algo es el campeón vigente, pero vamos a dejar la vida para llegar a la final”, dijo con intensidad Cristian Ibáñez, que como su tío Gustavo juega de “7” y es el goleador de San Martín.

Su misión es complicar por ambos costados a los rivales. Sabe que desde los tiempos en que el tío “Ratón” empezaba a convertirse en referente, el “santo” no levanta un trofeo local. “Nos contaron que hace muchos años que San Martín no llega a una semifinal y es campeón de la Liga. ¿Porque no se puede pensar que ahora sí?”, se hace la autoconsulta Ibáñez. Él apunta que el grupo tiene todo lo necesario para volver a levantar la copa como en 2004, la última vez que el “santo” se consagró en el torneo local. “Tenemos un muy buen grupo y una gran idea de juego que nos llevó hasta aquí”, afirmó el delantero, que destacó el trabajo de la dupla integrada por Juan Monge y Mario Vera que ya lleva tres años. Precisamente ellos fueron dos estandartes de aquella escalada sin pausa hasta la máxima categoría del fútbol argentino en los inicios del siglo.

El grupo quiere tomar esa posta. “Todo lo que está sucediendo es fruto de un trabajo que se viene haciendo desde hace tiempo ya. Se formó una identidad que se mantuvo a pesar de tener varias adversidades por delante. Las ganas de triunfar con esta camiseta también son el motor”, apuntó Adriano Romero que está muy cerca de recibirse de abogado. Hijo del “Cabezón”, defensor como él y también voz de mando en el “decano” en su época de futbolista, Romero a los 24 años es el capitán “santo”. “Vera me dio la responsabilidad este año de ser el capitán. La idea que tenemos es que el equipo salga jugando siempre que se pueda, algo que me gusta mucho”, reconoció.

El defensor prefiere el estilo de fútbol de categorías superiores, ese que ya supo vivir. “Pude jugar de manera profesional en Deportes Rengo de la Segunda División de Chile. Sumé bastante rodaje con la ilusión de poder seguir haciéndolo aquí”, afirmó el admirador de Lisandro Martínez, Cristian “Cuti” Romero y, de épocas anteriores, del italiano Franco Baresi. “En el plantel liguista hay material para jugar en Primera, que alguien se la juegue realmente”, se entusiasmó el defensor. “El año pasado sentía que estaba en un gran nivel y me dijeron que no era primera opción porque no tenía experiencia. Me fui a préstamo, al igual que otros chicos, sumé muchos minutos a un nivel parejo, volví y ni siquiera me evaluaron. Así que seguimos con una mentalidad fuerte, tratando de sumar de donde me toca para poder conseguir lo que quiero: debutar en San Martín a nivel profesional. Creo que los deberes los estoy haciendo muy bien”, aseguró.

Su compañero en la línea defensiva, Alejandro Galván, aspira a lo mismo. “Mi sueño es poder jugar en el plantel superior; es lo que todos buscamos”, indicó el nacido en Las Talitas. Sus tres goles y un posible título, de seguro llamarán la atención del técnico de Primera Diego Flores. “Venimos haciendo muy bien las cosas; tenemos una idea de juego muy aceitada, con intensidad al momento de presionar”, describió Galván.

Iván Navarro, por su parte, le suma otro factor al mix que proponen sus compañeros para ser finalistas. “El apoyo de toda la gente que está en el día a día, de la familia y los hinchas que se van a dar el tiempo para ir a alentarnos será importante. Sabemos que Sportivo es el campeón de los últimos dos torneos y que tiene un buen equipo, pero confío ciegamente en lo que podamos hacer nosotros”, concluyó Navarro.

Con todos frutos nacidos en su cantera, el “santo” no se achica. Llegó a semifinales y hora va por todo. (Producción periodística: Carlos Oardi y Mariana Apud)