Su recomendación es clara: “No se necesita pasar por una experiencia traumática para darse cuenta que uno tiene que ir por sus sueños, por aquello que desea y parece utópico”, afirma Héctor Rizotti. “Pero somos hijos del rigor”, remarcó sobre la naturaleza del ser humano. Habla desde la experiencia que quizás a él no le hacía falta vivir. Si se trata de disfrutar haciendo deportes, él lo hacía desde niño jugando al rugby, disciplina que practicó hasta entrada la adultez. 

Sin cimbronazos de vida que lo desestabilicen él conquistaba metas, pero le tocó. Un aneurisma lo obligó a soltar la ovalada para siempre. La experiencia traumática golpeaba a su puerta, pero no sabía con qué espíritu se metía. “Fue un break en mi vida. Dejé de jugar porque tengo un clip que me sostiene la arteria y no me puedo golpear la cabeza. Superar los temores de que pase lo peor, hace que los otros miedos no tengan tanta trascendencia”, reconoció. La palabra muerte rondaba en su mundo cuando lo diagnosticaron, pero su personalidad forjada en el deporte no desapareció. 

Así llegó al atletismo en 2008 y tras innumerables objetivos cumplidos, el próximo mes, Rizzotti formará parte de la Selección nacional de ultramaratón que competirá en el Campeonato Continental y la Copa Americana que se disputarán el 7 y 8 de septiembre en Mar del Plata. Algo que cuando su cerebro enfermó pensó que no iba a volver a vivir. 

“Es todo un honor, un orgullo. Dejar al país en lo más alto, a esta altura de mi vida, es maravilloso”, explicó Rizzotti. Ese punto de su vida es en referencia a los años que lleva en su espalda, 51 con precisión. En una era en la que las conquistas futbolísticas derraman gloria en todos los ámbitos sociales, no sólo el deportivo, no es extraño que los atletas del equipo quieran ser campeones. “Es una gran responsabilidad. De los que corren, se toman las tres mejores distancias completadas en 24 horas, se suman las de los hombres y las mujeres, y eso da la clasificación del país”, detalló el corredor que deberá medirse con pares de México, Brasil y Uruguay. 

La modalidad de ultradistancia es reconocida, hasta por otros atletas, como una locura. Rizzotti se sumó a ese grupo, que en el mundo cada vez tiene más adeptos, por varias razones muchas personas se convierten en ultradeportistas; en el caso del tucumano, condicionado por un factor físico congénito. Sin embargo, su elección fue un deporte que, entre uno de sus tantos formatos, el más simple consiste en recorrer más de 42 kilómetros en el menor tiempo posible en una locación que seguramente tendrá en su recorrido algún punto de extrema exigencia.

Los ultamaratonistas sufren, pero disfrutan más. Desde afuera, parece incomprensible el sometimiento. “Más que sufrimiento, uno encuentra satisfacción. Es la lucha constante contra tus miedos. El desafío es personal: no es ganarle al otro, sino a uno mismo. El momento se disfruta, aunque la gente no lo crea”, insistió Rizzotti. El describe a una competencia como estar en una burbuja que le permite encontrarse con él mismo. “Ves y disfrutás la vida de otra manera”, agregó.

Por eso es que aprovecha y lo propone. No hay que esperar esa experiencia traumática. “Trato de transmitirle eso a mis alumnos”, comentó el profesor de Práctica Profesional en el Instituto JIM. “Ellos me preguntan cómo hacemos para aguantar. Dicen que estamos locos. Hay que estar mentalmente fuertes, saber manejar los componenetes emocionales que aparecen en todo momento de las carreras y que no te manejen la cabeza”, relató con precisión el desarrollo de una carrera que parece transcurrir como la vida misma. 

El trabajo para llegar a la meta, no empieza en la línea de partida. Comienza mucho antes, meses. “Lo físico y lo mental se entrena. Son muchas horas de entrenarse solo. Eso te lleva a tener una fortaleza mental y saber manejar la cabeza en esos momentos críticos. Porque después de 15 horas apracen un montón de situaciones duras que hay que saber traspasar”, describió el ultramaratonista.

La última competencia en la que tuvo que lidiar con esos episodios desafiantes fue en el ultramaratón de Las Termas. En un circuito trazado en el autódromo internacional fue el ganador general de la categoría más competitiva, la de 24 horas. En 24 horas, Rizzotti corrió 216,14 kilómetros. El clima que acompañó a la competencia fue el que azotó al país en la primera ola polar de 2024. La competencia comenzó con 12 grados. El sol apareció al mediodía, elevando la temperatura a 17 grados que luego cayó drásticamente hasta casi 0 grados en la madrugada. Rizzotti, al amanecer, completó mejor que nadie el recorrido acompañado por apenas un grado bajo cero.

FRÍO. En la tarde de la competencia santiagueña la temperatura bajó drásticamente.

Fue esa perfomance la que terminó de convencer a los técnicos nacionales Natalia Campanini y Fernando Díaz Sánchez que Rizzotti será una pieza clave en el equipo para lograr el campeonato. Sus antecedentes también son sumamente alentadores. “Termas tiene su sacrificio: correr en un circuito cerrado, de 1500 metros, 144 vueltas…”, caracterizó a la prueba que va alcanzando una reputación cada vez más alta. Sirve mucho para engrandecer el currículum de Rizzotti que tiene ya mucho prestigio. El tucumano logró terminar dos veces el Espartatlón. “Es un Mundial. Lo más lindo que hay en la ultradistancia. Es increíble”, reconoció.

La competencia que une Atenas y Esparta es una obsesión para los atletas. Algunos llevan muchos intentos, sin siquiera llegar a la meta. “Su significado histórico la hace tan grande”, afirmó. La carrera griega está basada en la historia de Filípides, el mensajero ateniense enviado en plena Batalla de Maratón (de aquí también es que la prueba olímpica de 42.195 kilómetros lleva ese nombre) a buscar ayuda. Esos 246 kilómetros los hizo en menos de un día.

Su primer Espartatlón lo concretó en 2021, 13 años después de sufrir el aneurisma. “Recuperarme fue algo maravilloso. Fue encontrarle un sentido a la vida. Creo que todos tenemos uno y quizás el mío fue poder hacer esto. La vida no se termina en el problema, hay que traspasarlos porque siempre van a estar”, advirtió. Es apasionado, pero también equilibrado porque Rizzotti propone la aplicación de sus axiomas de vida no solo en lo deportivo. “La vida es maravillosa y hay que disfrutarla. El deporte es una, pero hay un montón de aspectos que nos gratifican y reconfortan y eso es importante saberlo, entenderlo y aperovecharlo día a día”, reflexionó el corredor.

FUERA DE LA PISTA. El atleta en su otra especialidad: la enseñanza en el Instituto JIM.

Los entrenamientos orientados a distancia por el staff de la Selección no tienen pausa. Los fines de semana, principalmente, Rizzotti aumenta la intensidad y llega a correr 50 kilómetros. Esta semana, la carga disminuirá un poco para volver a elevarla en la siguiente. Así transcurrirán los días hasta la competencia marplatense. El tucumano, líder del ranking Argentino de ultradistancia y quinto en el Sudamericano, estará acompañado por Juan Cruz Bustos (Entre Rios), Víctor Escobar (Chubut), Javier Zannino (Corrientes), Cristian Montes de Oca (Mar del Plata), Sebastián Monzón (Buenos Aires) y Jonatán Navarro (Olavarría). 

CORONADO. El tucumano muestra su trofeo de ganador en el playón del autódromo internacional.