Lionel Messi vivió una final de Copa América atípica. El “10” sufrió una lesión que lo obligó a ser reemplazado en el segundo tiempo y, en su lugar, ingresó Nicolás González. Apenas salió el rosarino salió llorando, tuvo hielo en el tobillo y estuvo expectante al desarrollo del duelo.

Tras el gol de Lautaro Martínez, el “10” se tranquilizó y vivió en pie los últimos minutos. Sin embargo, estuvo a la espera del pitazo del árbitro Raphael Claus. Una vez que el brasileño marcó el final, Messi levantó los brazos y lanzó un grito de euforia. De este modo, el rosarino conquistó su segunda Copa América.