En los primeros 15 minutos la Selección hizo una presión alta y trató de controlar el balón con mucha precisión. En algunos de esos minutos tuvo muchas dudas y no sabía cómo ir adelante. A medida de que pasó el tiempo, fue apareciendo la figura de Rodrigo De Paul en el medio campo con la buena sociedad con Enzo Fernández.

Lionel Messi y Ángel Di María también empezaron a marcar diferencia. Además, Julián Álvarez es incansable; todo aporte excelente en la presión. Todo el tiempo trataba de poder absorber y de capitalizar los errores del rival en base a esa presión.

La defensa de Canadá quedaba descompensada cuando se recuperaba en el medio y Argentina salía rápido.

El primer gol llega de esa manera. Una pelota rápida en el medio campo en la que De Paul ve a Julián que está solo sin marca fija para poder definir.

Luego de eso, Argentina empezó a manejar los tiempos en cada sector de la cancha. Pero por momentos pecó demasiado de esa posesión de la pelota. Se conformaba con lo que iba produciendo y a medida que pasaba el tiempo ya que sabía que en cualquier momento podía desnivelar.

Tal es así que cuando llegó el segundo gol le cedió terreno a Canadá, que comenzó a acumular gente en la zona defensiva de Argentina. Ahí es donde cometemos errores que podemos pagar caro en una final.

En defensa a veces tratamos de salir de una manera en la que hay que tener mucho cuidado; sobre todo por la zona del centro. Allí, se puede perder la pelota.

A veces nos excedemos en esos toques y así Canadá tuvo tres situaciones que podrían habernos complicados. De todas maneras, Argentina dominó de punta a punta el partido. La Selección sabe cómo y de qué manera controlar a sus rivales.

Argentina conoce el poderío que tiene, sabe los jugadores que posee y que tanto técnica como tácticamente aportan muchísimo al equipo. Tanto Uruguay como Colombia tienen que empezar a mirar a la Argentina.

Esta Selección tiene muy buenas bases y se impone ante cualquier rival sin importar cuál sea la cancha.