Con la llegada de Lionel Scaloni, la selección argentina alcanzó tres veces las semifinales de la Copa América. Pero a diferencia de las ediciones 2019 y 2021, Lionel Messi y Ángel Di María empiezan a tener sus últimas presentaciones con la “albiceleste”. Con ese dato para nada menor, los tucumanos hicieron hasta lo imposible para poder estar presentes en el MetLife Stadium, sede del partido definitorio contra Canadá. Desde haber organizado el viaje con meses de antelación hasta conseguir el pasaje sobre la hora fueron algunas de las peripecias que debieron sortear.
Llegar a Nueva Jersey fue una odisea. Sin embargo, cuando se trata de ver al campeón del mundo esas situaciones pasan a segundo plano.
“El viaje estaba programado con mis dos hijas. Con la familia de Fernando Habib decidimos viajar juntos y ver directamente los cuartos de final contra Ecuador. Para venir fuimos desde Buenos Aires hasta Houston; ahora esperamos estar en Miami para la gran final. Todavía no tenemos entrada para la definición”, dijo Daniel Díaz de 47 años, que estuvo en estadio junto a sus dos hijas Solana (22) y Aldana (17).
Todavía eufórico por el partido contra Canadá, Díaz no salía del asombro por los lugares que conoció en Estados Unidos. “Estuvimos en el banderazo de Houston y también vimos el monumento de las Torres Gemelas. Eso fue muy impactante. Además conocimos el Puente de Brooklyn; es tal cómo lo ves en las películas. Vinimos a través de un tour que ya incluía el hospedaje y las entradas”, aseguró.
El presidente de Villa Mitre de Tafí Viejo, club que milita en la Liga, explicó que espera cerrar el viaje festejando. Díaz estuvo presente en el Mundial de Brasil 2014 y en la Copa América de Chile 2015, dos torneos esquivos para la “albiceleste”. “Es lo que más esperamos junto a mis hijas. Estuve en Brasil y pude ver los partidos de la Selección contra Suiza y Bélgica. Para los otros no conseguí entradas y los tuve que mirar en la playa. Ahora estamos muy ansiosos por un triunfo y poder estar en Miami”, dijo un Díaz autocrítico por el nivel que viene mostrando la “albiceleste” en el certamen. “El partido pasado no funcionó el equipo; sobre todo el medio campo. No tuvo el funcionamiento que venía teniendo. Por eso nos quedó un sabor amargo contra Ecuador”, aseguró antes de palpitar el próximo rival. “Prefiero a Uruguay porque es un equipo muy duro que ya nos ganó en las Eliminatorias. Quiero revancha”, concluyó el hombre que llegó a Estados Unidos con camisetas y banderas de su otra pasión, el “gigante” de Tafí Viejo.
Así como las familias Díaz-Habib ya tenían todo listo para ver a la “scaloneta”, Oscar Armando Juárez tomó coraje para emprender viaje rumbo a Estados Unidos, prácticamente, sobre la hora.
“Lo mío fue de un día para el otro. Me dieron ganas de ir porque escuchaba a mi hijo Rodrigo como hablaba con su amigo Enzo Marcial sobre el partido. Ellos ya tenían programado el viaje y habían conseguido las entradas en una preventa. Decidí viajar hace 15 días”, aseguró Juárez, que presenció el partido contra Perú y se alojó en un hotel a 10 minutos del MetLife Stadium. “Es una ciudad divina”, agregó el empresario gastronómico, que prácticamente fue “salvado” por su hijo.
Rodrigo se encargó de conseguirle pasaje y hospedaje a su papá a través de internet. Si bien Oscar se mostró agradecido por la gestión, “Rodri” todavía guarda un poco de rencor por lo sucedido en 2019. “Él se fue a la Copa América de Brasil y no me llevó; mirá cómo es la vida. Una semana antes de que nosotros tengamos los vuelos, vio nuestro entusiasmo y dijo: ‘yo también voy’”, recordó Rodrigo, que posó en la entrada del estadio con la camiseta de Atlético. “Traje la de la Selección y la del ‘decano’. Alguna de las dos vamos a intercambiar con la gente de otro país”, aseguró Rodrigo Juárez, que cumplirá 30 años el viernes. “Espero no sea considerado ‘mufa’, pero ya había sacado con tiempo las entradas para la final. Espero que la Copa sea un buen regalo”, concluyó el licenciado en Recursos Humanos.
A pesar de la odisea que significó pagar el viaje y conseguir un lugar en el estadio con capacidad para 82.500 espectadores, los Díaz y los Juárez disfrutan como si fuera la primera vez que siguen a la Selección. “Es una de las mejores. Todos se sienten identificados”, sentenciaron.