Se cansó de la vida de oficina, ahorró para viajar y con lo que tenía puesto emprendió viaje rumbo a México. Esta secuencia podría relacionarse a la perfección con la clásica película de Julia Roberts “Comer, rezar, amar”; pero en este caso, hablamos de la historia de Brenda González. En la previa de las semifinales de la Copa América, la tucumana tendrá su corazón dividido. ¿Los motivos? Está casada con Garry Robb, un canadiense oriundo de Vancouver del cual se enamoró durante una fiesta en Tulum.

“Soy economista y trabajando en Buenos Aires, en finanzas corporativas para el sector público, colapsé. Me di cuenta que no me gustaba la vida de oficina  y me estresa demasiado. No es la vida que yo quiero, dije y renuncié. Vendí todas mis cosas y empecé a viajar por el mundo, con lo que había ahorrado”, explica mientras interrumpe el llamado telefónico para dialogar en inglés con Garry. “Viví en la India -es muy parecido a la película de Emma Roberts- y también en París. No estuve mucho tiempo en esos lugares y decidí viajar a México, porque ya conocía. Apenas llegué conocí a Garry, que trabaja en el desarrollo de software”, agrega.

La tucumana de 38 años se animó a recordar su historia de amor con el canadiense de 65 años. “Él dice que tiene 58 porque se siente muy joven, ja”, dice antes de ahondar en detalles. “Nos conocimos en 2019. Justo tenía una fiesta de cumpleaños de una amiga y cruzamos unas palabras. Acordamos trabajar juntos con una app que se estaba desarrollando en Canadá y justo cayó la pandemia”, se lamenta González por la situación que vivió el mundo, pero no tanto por la suya. Claro; así nació el amor. “Decidimos vivir juntos para avanzar con el trabajo y nos terminamos enamorando al estar tanto tiempo juntos. En Argentina puede parecer extraño vivir juntos por trabajo, pero aquí es muy común”, asegura.

Por su parte, quién también habló sobre la relación fue nada menos que Rob. El canadiense, que se lleva mejor con el inglés, asegura que disfruta del día a día junto a Brenda. “Nunca me imaginé que iba a enamorarme de una argentina. Pero desde que estamos juntos vivo feliz y contento. Somos un muy buen equipo; llevamos cinco años trabajando juntos y abrimos dos empresas. Sin ella, todo esto no hubiera sido posible. Nos potenciamos”, dice Robb, que trabaja en aplicaciones para que las personas no se estresen al recibir tantas notificaciones en el teléfono celular y orientadas a la venta de terrenos.

MODO TURISTA. Garry Robb posa junto a su esposa brenda, en Tafí del Valle.

La relación entre una argentina y un canadiense tiene varios puntos positivos. Robb logró probar las comidas típicas y sobre todo conocer a fondo el fanatismo de nuestro país por el deporte más popular del mundo: el fútbol.

“Amo Tucumán y amo a toda la familia de Brenda”, avisa con alegría. “Siempre que voy me hacen sentir parte. La pasamos genial; la tía de Brenda que se llama Estela cocina unas comidas increíbles. Además, la esposa del padre de Brenda, que se llama Cecilia, hace las mejores empanadas de carne de toda la provincia. Los asados son lo mejor que me pasó en la vida. Tampoco puedo dejar de comer sándwiches de milanesa”, asegura entre risas.

Acostumbrado al hockey sobre hielo, Robb se muestra sorprendido por la importancia que tiene el fútbol en nuestro país. Cabe destacar que Brenda tuvo un rol fundamental en esa enseñanza. “No sabía ni quién era Lionel Messi”, advierte González.

En una de las visitas a Tucumán y en una idea consensuada con sus hermanos, Brenda llevó a Garry a La Ciudadela. Con una camiseta del “santo” y una sonrisa de oreja a oreja, el canadiense no pudo creer lo que vivió en el 0 a 0 contra Quilmes por la quinta fecha del torneo.

JUNTOS. En La Ciudadela, Brenda González disfruta de la previa junto a su hermano y su pareja Garry.

“Solamente fuimos a la cancha de San Martín y me encantó, creo que no existe mejor hinchada. No puedo creer que nunca se hayan cansado de cantar y de alentar. Se siente una energía de alegría muy grande en la cancha”, dice, antes de advertir un punto negativo de la visita. “Lo único que no me gustó fue que cuando terminó el partido, la gente insultaba a los jugadores. Deberían ser más empáticos con cuando pierden o empatan. Quiero volver a ver a San Martín cuando vaya a Tucumán en octubre. En Canadá casi nadie mira fútbol; el deporte que más se consume es el hockey sobre hielo. Esa es la estrella del deporte para nosotros”, sentencia.

EN SAN JAVIER. Garry Robb estuvo de visita en Tucumán y posó con la familia de Brenda, en el Cristo.

A pesar de que pasó demasiado tiempo de ese partido, el fútbol volvió a entrar en sus vidas. Canadá se enfrentará a la selección argentina en las semifinales de la Copa América y Garry lo vive con una gran algarabía.

“Jamás pensé que Canadá iba a llegar a una semifinal. Es una gran sorpresa y me genera un dilema terrible en mi corazón  porque amo a Messi y a la selección argentina. Viví el Mundial con muchos argentinos y aprendí de su pasión pero debo hinchar por Canadá”, asegura Garry. “Durante el Mundial, no podía creer que llorábamos por el partido contra Países Bajos. No entendía que vivamos así el fútbol. Dice que hinchará por Canadá, pero le va más a la Selección”, concluye González, dejando en claro que, pase lo que pase, en su hogar el amor y las risas no faltará.