Los tigres dientes de sable, del género extinto Smilodon, fueron grandes félidos prehistóricos que habitaron la Tierra durante el Pleistoceno. Estos impresionantes depredadores, que residieron en América del Norte y del Sur, se distinguían por sus colmillos en forma de sable de hasta 18 centímetros. Antes de su extinción, hace unos 10.000 años, dominaban los ecosistemas terrestres.

En las últimas décadas, la biología y la zoología han investigado intensamente a estos antiguos mamíferos, desde su etapa juvenil hasta su forma adulta. La investigadora tucumana Valentina Segura del Conicet NOA Sur, de la Unidad Ejecutora Lillo, junto con a un equipo internacional y multidisciplinario publicaron nuevas evidencias sobre la evolución mandibular del Smilodon desde sus primeras etapas de desarrollo y cómo este proceso se relacionaba con sus hábitos alimenticios.

Utilizando tecnologías modernas y herramientas informáticas, los investigadores realizaron simulaciones y análisis de la estructura mandibular de distintos fósiles de Rancho La Brea, un sitio arqueológico y paleontológico de California, EE.UU. Este análisis reveló detalles únicos sobre la morfología y funcionalidad de la mordida del Smilodon fatalis, comparándola con la de un pariente contemporáneo: el león (Panthera leo).

En un comunicado de prensa, Segura explicó que, a partir de estos estudios, se concluyó que tanto los leones como los dientes de sable experimentaron cambios significativos en la forma de su mandíbula con la aparición del diente carnasial inferior. Este diente actúa como una tijera lo que les permite cortar con destreza músculos y tendones, lo que es crucial para mantener una dieta carnívora. Este cambio marca el fin del período en el que se alimentan exclusivamente de leche.

Descubrimientos

Según los fósiles analizados, el Smilodon fatalis presentó un patrón de desarrollo único, con una secuencia de erupción dental más tardía en comparación con los leones. Esto significa que los dientes de estos félidos antiguos tardaron más tiempo en desarrollarse completamente. Los cráneos estudiados estaban en condiciones óptimas de preservación gracias a la brea, que cubre y protege los restos de animales y plantas y evita su descomposición.

Para el análisis de 49 mandíbulas (22 de dientes de sable, 23 de leones y cuatro de otros félidos), se emplearon técnicas avanzadas de morfometría geométrica 3D y simulaciones de elementos finitos. La morfometría geométrica 3D se utilizó para estudiar la forma y variabilidad de estructuras biológicas tridimensionales, mientras que las simulaciones de elementos finitos permitieron predecir el comportamiento de estructuras complejas bajo diferentes condiciones físicas.

Las evidencias indican que los dientes de sable experimentaron un período de lactancia más prolongado. A pesar de tener una eficiencia superior en la mordida en la edad adulta, los cachorros de Smilodon eran ineficientes hasta una edad avanzada, similar a los leones. El retraso en el cambio de forma mandibular y la menor eficiencia en la mordida durante el crecimiento sugieren un cuidado parental más prolongado.

Además, las mandíbulas del Smilodon mostraron adaptaciones únicas, como el enderezamiento del cuerpo mandibular y la rotación del proceso coronoides, mejorando sus capacidades para manejar una dieta exigente a lo largo de su desarrollo. Estas adaptaciones indican una evolución significativa en la morfología mandibular del Smilodon.

Conclusión

La investigación proporcionó una visión detallada y novedosa de la evolución mandibular del Smilodon y su relación con los hábitos alimenticios. Estos descubrimientos no solo amplían nuestro conocimiento sobre estos impresionantes depredadores prehistóricos, sino que también destacan la importancia de la tecnología moderna en el estudio de fósiles y la reconstrucción de la historia evolutiva de especies extintas. La evolución de la mandíbula del Smilodon, desde su desarrollo juvenil hasta la adultez, ofrece una comprensión profunda de cómo estos félidos adaptaron sus estructuras físicas para convertirse en los temibles cazadores que dominaban el Pleistoceno.