Una ceremonia cargada de simbolismos, religiosidad y civismo. Eso es lo que se pudo ver en la tarde noche de ayer en la zona de la fachada de la iglesia de San Francisco, en la esquina de 25 de Mayo y San Martín. “Emociona observar cómo quedó el trabajo. Está impecable por donde se lo mire. Y emociona ver también que los tres intendentes que tuvieron y tienen que ver con esta obra estén presentes”, dijo en parte de su discurso Olga Paterlini, la cara más visible del equipo que tomó la dirección de las tareas.
La Intendencia cumplió así la formalidad de inaugurar la obra. Y en el acto hubo un encuentro que no pasó inadvertido y marca madurez política: el de la actual intendenta, Rossana Chahla, con quienes la precedieron en el cargo, Germán Alfaro (“en los gobiernos democráticos las obras tienen que tener su continuidad”, dijo) y Domingo Amaya (“es magnífico lo hecho, hay que tratar de seguir”). Todos estuvieron acompañados por sus grupos de trabajo y algunas autoridades. Nadie se perdió detalles de cada momento de la ceremonia, que fue seguida por unas 300 personas.
“Me emociona ver el resultado final de esta obra. Y me emociona que podamos devolver a los tucumanos esta fachada histórica. Vamos a seguir promoviendo estas tareas, para darle más valor a lo que Tucumán ya tiene, que es mucha historia”, aseguró Chahla.
Relevancia
El Arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez y el fraile franciscano Emilio Andrade bendijeron a las obras y a los presentes. Ambos coincidieron en la relevancia de lo realizado. Agradecieron el apoyo oficial y de la ciudadanía en general. Sobre este último aspecto, Paterlini había dicho que, cuando parecía que no iban a aparecer los aportes necesarios, “mantuvimos la fe y San Francisco apareció y nos dio una mano”.
“Que esta obra sea un ejemplo de cómo podemos trabajar los tucumanos. Es un ejemplo de comunidad. Que se replique es un anhelo, así como también más apoyo desde lo económico. Hubo un despertar en ese sentido, falta mucho más para completar lo que está planeado”, agregó la arquitecta.