WASHINGTON, Estados Unidos.- La Casa Blanca restó importancia a los dichos del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que habló de no tener actos oficiales después de las 20 y no trasnochar. “Entiende la importancia de tener un enfoque equilibrado y de cuidarse a sí mismo. Es humano, como lo somos todos, pero se trata de un trabajo de 24 horas al día, los siete días de la semana, los 365 días (del año), y eso no cambia”, apuntó su portavoz, Karine Jean-Pierre.
Biden confesó el miércoles en una reunión con gobernadores demócratas en la Casa Blanca que tiene que dormir más y que evitará organizar eventos después de las 20, según revelaron varios medios estadounidenses.
Las dudas sobre su capacidad física y mental para seguir como aspirante a la reelección en las elecciones del 5 de noviembre se han extendido tras su pobre desempeño en el debate del 27 de junio contra el ex mandatario republicano Donald Trump (2017-2021), en las que se mostró titubeante, sin acabar algunas frases y con la mirada perdida.
La Presidencia atribuyó en un primer momento esa actuación a un resfrío. Biden, de 81 años, reconoció el martes que “casi se queda dormido” en ese cara a cara y atribuyó también el cansancio a los viajes que había realizado días antes a Italia para la cumbre del G7 y a Francia para el 80 aniversario del desembarco de Normandía.
Durante el debate el presidente estadounidense tuvo problemas para expresarse durante 90 minutos. Se trabó y perdió el hilo de lo que decía varias veces, lo que desató una ola de pánico en su partido. A cuatro meses de las presidenciales contra el millonario republicano, los demócratas se muestran escépticos sobre su capacidad para ganar, y una mayoría de estadounidenses no le considera apto para gobernar otros cuatro años si vence.
El encuentro de esta semana con los gobernadores de su partido tenía como objetivo aplacar temores en las filas demócratas sobre el estado del mandatario.
Tras ser preguntado por su estado de salud, aseguró que estaba bien: “Solo es mi cerebro”, le contestó al gobernador de Hawái, Josh Green.
Luego de varios días de especulaciones sobre si debería correrse de la candidatura, Biden concedió ayer una entrevista que se consideraba “de alto riesgo”, después de su desastroso debate con Trump.
En el espacio de una semana el demócrata de 81 años no consiguió borrar la penosa impresión causada por el debate del 27 de junio.
Desde aquel duelo televisado con el republicano, los estadounidenses no le han visto expresarse sin teleprónter (apuntador óptico para seguir un discurso en una pantalla) ni durante un largo periodo de tiempo.
Se esperaba que anoche tuviera la oportunidad de hacerlo, en una entrevista con el periodista y presentador estrella de la ABC George Stephanopoulos, grabada durante un viaje de campaña.
Por el momento el presidente estadounidense se mantiene firme a pesar de las presiones. “No tengo intención de irme”, dijo el jueves durante las celebraciones del Día de la Independencia.
Su equipo de campaña redobla esfuerzos. Ayer publicó un intenso plan de batalla para el mes de julio, que incluye un bombardeo de anuncios televisivos, visitas a todos los estados clave, especialmente en el suroeste del país durante la convención republicana, y campañas de concienciación de los votantes. En otras palabras, nada indica que esté pensando en tirar la toalla.
El mandatario también será el anfitrión de una cumbre de líderes de la OTAN en una semana.
Programa especial
Prueba de que la entrevista es muy esperada, la cadena de televisión ha cambiado el horario de difusión. Inicialmente ABC había previsto difundir fragmentos el viernes y el sábado y emitirla íntegramente el domingo, pero al final se previó que los telespectadores pudieran ver toda la entrevista anoche después de la medianoche.
El caso es que Biden se enfrentará a un periodista que conoce como nadie los entresijos de la comunicación política.
Stephanopoulos trabajó para el ex presidente demócrata Bill Clinton durante su primera campaña y en la Casa Blanca, donde fue uno de sus asesores más cercanos durante su primer mandato.