No son muchas las personas que, dentro del deporte, se ganan el cariño de toda una comunidad, sin distinción de camisetas. A ese selecto grupo pertenecía Oscar René, uno de los personajes más queridos del ambiente ovalado en Tucumán. Ciertamente, "La Villa" -como lo llamaban todos- tenía una fuerte identificación con Lawn Tennis (club en el que había llegado a vivir durante varios de sus últimos años), pero era en realidad patrimonio de todo el rugby tucumano. El histórico utilero y masajista del seleccionado tucumano falleció anoche a causa de un infarto, noticia que generó una profunda tristeza en el ambiente rugbístico.

Proveniente de Orán, Oscar René se instaló en Tucumán para trabajar en la hostería de Villa Nougués. Trabajó en diferentes ámbitos para ganarse la vida, hasta que un día descubrió el rugby de la mano de un histórico, Jorge Ghiringhelli. Empezó como jugador en Corsarios, luego pasó a Lince por obra de Guillermo Lamarca y luego Julio Paz se lo llevó a Tucumán Rugby, donde en 1977 conocería la gloria de consagrarse campeón. Sin embargo, su etapa de mayor trascendencia la tuvo fuera de la cancha, en sus más de 30 años como utilero y masajista. Fue otro peso pesado de la historia del rugby tucumano, Alejandro Petra, quien lo llevó a su último destino, a su morada definitiva: el Tucumán Lawn Tennis.

En su currículo deportivo también figuran sus años como profesor de tenis, instructor de bowling y entrenador de hockey. Sin embargo, por lo que más se recuerda a "La Villa" es por su eterna vocación de servicio como utilero y masajista del "Tennis" y de los Naranjas. Incluso llegó a serlo de Los Pumas en un test contra Japón, que se jugó en el 93 en Tucumán. El plus que le agregaba René era su chispa y originalidad. Cada oportunidad de mimar a los jugadores, a los que consideraba los hijos que nunca tuvo, era para él un acontecimiento. Junto a los Naranjas llegó a recorrer el mundo y protagonizar innumerables historias a partir de su inoxidable sentido del humor, que no conocía malos días. Historias que hasta el día de hoy se repiten en mesas y reuniones.

Su gran personalidad, y su predisposición para cumplir con lo que hiciera falta sin rechistar le permitieron ganarse el cariño no sólo de Lawn Tennis, sino de todos los clubes del rugby tucumano. Y por eso en 2019, la Unión de Rugby de Tucumán le entregó un reconocimiento a sus más de 50 años de trayectoria. "Fue un homenaje en vida. Y creo que me lo gané", había dicho luego. Sin embargo, el mayor de sus logros fue haber cosechado cariño y respeto adonde quiera que fuera. Y eso se refleja en el vacío que dejará su partida.

Profundo impacto

El fallecimiento de René caló hondo en la comunidad del rugby tucumano. “Tengo recuerdos, afecto y gratitud hacia 'La Villa'. Una buena persona, que con bonhomía, cordialidad y una mano generosa y siempre extendida hacia los demás se hizo un buen nombre en mi club y en el rugby de Tucumán”, señaló Gregorio García Biagosch, ex presidente de Lawn Tennis.

“Es una pena enorme la partida física de un excelente ser humano, que irradiaba optimismo y amistad. Un amiguero natural. Tengo sólo buenos recuerdos por su cordialidad y el afecto con el que me trataba. Con igual actitud para todos. Un abrazo al cielo y que brille para él la luz que no tiene fin”, cerró “Goyo”.

“Era una persona increíble, siempre con un consejo. Vivió mucho rugby. Un maestro en un montón de cosas. Muy generoso y siempre con optimismo, a pesar de que muchas veces no la pasó bien. Siempre con una botellita de agua, una gaseosa o un turrón cuando llegaba a armar el vestuario con el 'Negro' Andrés. Y siempre te invitaba lo que tenía. Y no es que te daba lo que le sobraba: te daba lo que a él también le hacía falta”, señaló Orlando Ferreyra, que compartió con René durante sus épocas de manager en los “Naranjas” y en los “benjamines”.

“Ya lo extrañaba en este último tiempo que ya no vivía en el club. Por el problema de sus piernas no podía subir ni bajar escaleras, pero él se mandaba solo y lo hacía de todas maneras. Eso preocupaba mucho, así que le consiguieron un lugar en planta baja al lado del bar América. Estaba feliz porque podía salir a tomar café y todos los reconocían y se sentaban a charlar con él”, recordó Ferreyra.

“Todo tenía un orden y un para qué; nada era azaroso en el vestuario de 'La Villa'. Era un detallista del vestuario y de la cancha, muy generoso con sus conocimientos. Supo explicarme los motivos por los cuales era importante tener pinzas, tapones, vaselina para los botines, y la importancia del detalle estético en el armado y configuración”, remarcó, por su parte, Pablo Pérez Toranzos, manager de Universitario, y que compartió con René cuando integró el seleccionado tucumano.

“Era un metódico que con su orden buscaba también que los jugadores valoraran el lugar en el que estaban y que se sintieran valorados, mimados y al mismo tiempo también comenzasen a ordenarse en las previas de los partidos. Realmente un genio, un tipo del cual muchos vestuarios del rugby tucumano tomaron ejemplo y siguieron sus pasos. Al menos el de Universitario así lo hizo. Sin dudas que se lo va a extrañar, pero también es cierto que siempre estará presente al momento de armar un vestuario", concluyó Pérez Toranzos.