Más allá de las asociaciones que se pueden realizar con los pequeños medidores del consumo de energía eléctrica, lo primero es destacar que esas cajas en las paredes forman parte del paisaje urbano. Están allí, y desde hace varias décadas.

¿Qué persona no ha pasado por donde se encuentran, aún sin darse cuenta de su silenciosa existencia?

Así como algunos artistas han trazado profusos dibujos con líneas áreas de los cables que se cruzan en todas las calles, resignificándolos, por supuesto, Ramón Teves presenta una nueva entrega de esas cajas que se repiten en las cuadras de la ciudad.

“Desde la mirada fotográfica, se hace evidente lo social, lo antropológico, lo popular, lo viejo y lo moderno”, dice Teves, quien inaugurará la exposición “Topografías cromáticas” esta noche a las 20 en el Centro Cultural Rougés (Laprida 31).

Asimismo, en la misma casona y en ese acto presentará una primera edición de su libro homónimo (tiene una tirada limitada a sólo 50 ejemplares físicos) con los que aspira a participar en la feria de Foto Libro que se realizará en España.

Esta serie viene siendo trabajada por el artista visual desde hace ocho años: la captura de las 20 imágenes que se podrán ver esta noche son -y no tanto- elegidas por fotógrafo. A veces ellas son las que eligen que la cámara la posea.

No son pocas cosas las que hace esa caja: “los medidores de luz eléctrica giran y marcan los vatios, interpretan la energía del transcurrir cotidiano, o se aceleran cuando rondan los 45 grados centígrados de sensación térmica a la sombra, y al igual que lo hace un marcapasos, regulan el latir de una ciudad, de una provincia”, cuenta el artista.

EL SUBMARINO AMARILLO. Una de las pocas intervenciones externas.

“En este divagar de ideas, reflexiono en el concepto de energía, como una misteriosa fuerza de insospechado poder, esencia profunda que nos constituye y testimonio de nuestro paso por este segmento mínimo de una recta universal e infinita”, indica Teves en su presentación.

“Cabezas de termo”

Importa recordar un texto que el año pasado escribió Res al respecto, uno de los artistas fotógrafos más importantes del país: “Desde los márgenes, desde la cultura popular, desde la otra historia es aquí donde se inscribe el proyecto topografías de Ramón Teves, un ensayo fotográfico que pone en escena lo múltiple, electrocutando la pretendida sobriedad de las ‘cabezas de termo’” planteó en su texto.

Ponen botellas de agua sobre sus medidores de luz porque creen que así se reduce el consumo

Sobre la obra del tucumano que ha participado en numerosas exposiciones nacionales, han escrito otros autores relevantes.

Cultura pop

A diferencia de otras series de Teves, en este trabajo no hay personas ni figuras humanas; solo están esas cajas que se exhiben con distintos colores e incluso con intervenciones anónimas que han cambiado en parte su aspecto, su color (manchas, textos).

El fotógrafo no captura un momento, un instante: sólo lo que está ahí, en cada cuadra, en esa calle, y descubre y le da una vida distinta a lo que nadie parece interesar, o a lo que pasa inadvertido.

RUMBO A ESPAÑA. El artista aspira a participar en una feria con su libro.

Desde este lugar, rescatar un hecho u objeto cotidiano pertenece a la cultura pop, sin ninguna duda, así lo concibió Andy Warhol que Marcos López lo convirtió en “pop latino”.

Teves ha venido trabajando en ese “pop latino” desde hace varios años, lo que se expresó en una obra como “La familia Chaile”, entre otras, que ha recorrido gran parte del país en distintas exposiciones.

Pobreza

Tal vez sea un aporte pensar que esas cajas, esos medidores de energía, también hablan, a su modo, de la pobreza de más del 60% de la población, de la precarización en que se vive en el país. Quizá venga a recordarnos (aunque no lo exprese de esa manera) que ahí está en números una cifra que millones de argentinos no podrá pagar.

Tucumanidad

Cuando identifica a la tucumanidad como el reconocimiento de lo propio se puede entender de qué modo el artista retrata familiares, amigos y escenas cotidianas desde 2001: “Gigi y Julio”, “Batman”, “Familia Romano”, “Caja de luz (Caja de Pandora)”, “Vendedor de golosinas”, “Tía Mecha” y “Prócer”, entre otros. “Cada región tiene un personaje y en las raíces de los personajes que uno ama se encuentra el lugar de pertenencia”, afirma.

En 2001, ganó el Primer premio, Salón Nacional de Artes Visuales-Fotografía, lo que fue todo un reconocimiento nacional.