La palabra brunch es un término inglés que hace referencia a una comida que fusiona el desayuno y almuerzo. Originalmente proviene de la fusión de breakfast (en inglés), desayuno, y lunch, almuerzo. De allí surgió la españolización brunchear, una práctica que se convirtió en tendencia y que invade las cafeterías y restaurantes en el horario de la merienda.

Muffins de canela y manzana sin harinas ni azúcar, una receta baja en calorías para la hora de la merienda

El tapeo surgió en España como forma de cubrir los vasos de bebidas de los insectos y el polvo del ambiente. Para ello se utilizaban tortillas a las que se fueron agregando algunos toppings. Esta práctica que nació en el viejo continente se extendió hacia todo el mundo y hoy las cartas de todos los bares frecen tapas.

Algo similar sucedió con el brunch, que avanza cada vez más sobre las prácticas alimentarias de los argentinos.

El bruncheo: una forma de potenciar desayunos y meriendas

Aunque originalmente el brunch se practicó entre desayuno y almuerzo, el hábito empezó a aplicarse también entre la merienda y la cena. Pero no se trata de una colación, ya que los platos del bruncheo requieren de una cantidad mucho más abundante de comida que la de una acotada colación.

En resumidas cuentas, un brunch es un desayuno tardío que puede fusionarse con el almuerzo o, en su defecto, una merienda tardía que se une a la cena. El punto clave es la variedad de comida que puede incluir.

Un brunch puede contener alimentos tanto de almuerzo y cena como de desayuno y merienda, salvo contadas excepciones como pastas y platos con carne como protagonista. Un buen ejemplo sería incluir post horario merienda un sandwich de jamón, queso y verduras; un plato de frutas y tal vez algún lácteo o jugo natural.

Combinaciones de un buen brunch

Las opciones para el brunch pueden abarcar un amplio abanico de comidas. Las recomendadas por el sitio Food and Travel son:

Pan: de barra, integral baguette, hot cakes, pancakes, pan francés, bisquets, tostado, de semillas.

Bebidas: jugos naturales, infusiones con café o té, cócteles como bloody mary o mimosas.

Toppings: miel, manteca, mermeladas, dulces caseros, dulce de leche, pasta de maní o de avellanas.

Fruta fresca: cualquier fruta de la temporada.