La mano venía torcida para San Martín de Tucumán, pero sobre el final encontró la pierna salvadora de Gonzalo Klusener. En una semana difícil, los dirigidos por Diego Flores llegaban obligados a sumar de a tres unidades para no quedarse atrás en la pelea por el primer puesto. Por eso, el entrenador “tiró toda la carne al asador”. Esta vez apostó por lo mejor que tenía disponible, aunque en un principio los planes no le salieron como esperaba.

Con el retorno de Nahuel Banegas, Pablo Hernández, Juan Cuevas y los primeros minutos de Matías “Caco” García en el torneo, el “santo” buscó una salida limpia desde el fondo, pero se vio sorprendido por las ganas de Deportivo Maipú.

Los delanteros Federico Rasic y Misael Sosa estuvieron intratable y complicaron una y mil veces a la defensa compuesta por Agustín Dattola y Juan Orellana.

Tal es así que a los seis minutos de partido, el remate de Sosa se fue besando el palo derecho de Darío Sand. Apenas cuatro minutos después de ese “sofocón” para San Martín, llegó la apertura del marcador para los mendocinos a través de un “toquecito” de Matías Viguet. La jugada dejó abierta la polémica sobre si Rasic (intervino en la jugada obstruyendo a Dattola) estaba en posición adelantada.

Ese fue un mazazo para el “santo” que prácticamente entró en un pozo. El medio campo integrado por Gustavo Abregú, Hernández y Cuevas se mostró inconexo; los laterales Gonzalo Bettini y Banegas no aportaron peso en la ofensiva y en ataque no logró generar demasiado peligro.

A pesar de las envalentonadas de “Caco”, lo cierto es que no le llegó ninguna pelota de gol a Junior Arias; y para colmo, Gonzalo Rodríguez malogró un increíble mano a mano.

El desempeño del “santo” en el primer tiempo fue una fiel imagen de lo que había mostrado en Jujuy; situación que generó la bronca de los hinchas. Por errores propios estaba abajo en el marcador y a esa altura la derrota podía haber sido peor sino fuera por todo lo que erró el “botellero”.

Flores, sin respuestas con el  “equipo ideal”, apostó por los ingresos de Nicolás Moreno, Lautaro Fedele y Klusener. Justamente con esas modificaciones consiguió torcer la historia.

Luego de una falta a Fedele, Cuevas lanzó la pelota al área que encontró la cabeza de Agustín Dattola: séptimo gol de balón detenido en la temporada; una de las virtudes que muestra San Martín.

Con el empate bajo el brazo, San Martín fue por la victoria y lo logró por dos motivos: estaba en superioridad numérica -había sido expulsado Patricio Ostachuk- y porque Maipú entró en una disputa personal con el árbitro Bryan Ferreyra.

Por esas peleas fuera del campo, los mendocinos se quedaron sin su técnico Juan Manuel Sara y sin Rasic, que ya acababa de ser reemplazado.

Con 10’ de adicionado por el tiempo perdido y a cinco para el final La Ciudadela estalló.

Hernández tomó la lanza por izquierda, sacó un remate rasante y Klusener la empujó sobre la línea. Gol, 2-1 y tranquilidad.

San Martín ganó pero no le sobró nada. Ahora, con más calma deberá ajustar esos detalles que le impiden dar el salto.