“Empezamos una etapa nueva para la economía argentina”, afirmó el jefe de Gabinete de la Nación, Guillermo Francos, apenas terminó la sesión de la Cámara de Diputados en la que la Ley Bases y el paquete fiscal fueron sancionadas por la mayoría del cuerpo parlamentario. Y el desafío no es menor para la gestión del presidente Javier Milei. Se trata del primer logro legislativo en una composición donde no tiene mayoría y que, por esa razón, debió apelar a la negociación con los gobernadores y con los distintos bloques dialoguistas.

Carlos Fara, analista político, puso en términos futbolísticos lo que la Casa Rosada alcanzó el jueves pasado. “Es como si hubiese ganado una etapa de clasificación de la Copa Libertadores, el gobierno parlamentariamente más débil desde 1983, finalmente tuvo al menos una ley, con algunos detalles interesantes desde el punto de vista político. No tenerla, hubiese sido una catástrofe de imprevisibles consecuencias”, remarcó el también presidente de la Asociación Internacional de Consultores Políticos.

En ese diagnóstico, Fara expone que Milei viene presentándose como un presidente promercado. Por lo tanto, una derrota en el Congreso hubiese alimentado la desconfianza del mercado contra su administración.

Por lo tanto, continúa, tener alguna ley, aunque lejana de la épica inicial, era clave. “Si no, pasaría a ser un gobierno con mucha dificultad para imponer respeto a toda la constelación de poder, guste o no guste lo que haga y lo que diga”, subraya. Desde 1983 eso lo logró un rato Raúl Ricardo Alfonsín, Carlos Saúl Menem y los Kirchner (Néstor y Cristina). A Mauricio Macri le costó una enormidad. Alberto Fernández, en tanto, casi nunca lo logró. Milei, por su matriz de origen, será una gran incógnita estos cuatro años de mandato, plantea.

Ahora bien, esto no significa que el gobierno pueda dormirse en los laureles. Hay tres factores para que siga preocupado por la gobernabilidad, expresa Fara.

• El primero es que los dialoguistas probablemente no sean tan concesivos en las siguientes negociaciones. Algo así como “el primero te lo regalo, el segundo te lo vendo”.

• El segundo punto es que así muchos quisieron colaborarle al proyecto libertario para que gane su primer partido en este largo campeonato, varios de esos también pueden generarle dolores de cabeza al presidente, como seguramente ocurrirá con la ley de actualización jubilatoria. Recordemos: ya salió con dos tercios de aprobación en diputados, algo parecido podría ocurrir en senadores, con lo cual si “jamoncito” veta, las dos cámaras pueden insistir con esas mismas mayorías e imponérselo sin vuelta atrás.

Esas 2 cuestiones dependen de la convivencia en el Congreso, es decir que el oficialismo podría echarle la culpa a la oposición de no portarse con “deber y patriotismo”.

• El tercer factor depende pura y exclusivamente de sus decisiones políticas y es la hoja de ruta económica. Por primera vez desde que asumió el Banco Central terminaría el mes con déficit en la compra venta de dólares. Si esto le sucede en junio que forma parte del famoso “trimestre de oro” de las exportaciones agrícolas, la segunda parte del año va a ser más complicada, salvo que se modifiquen los incentivos para que los productores liquiden granos. Con tasas de interés bajas y percepción de un dólar retrasado, se está produciendo un cuello de botella clásico de la historia argentina.

Preocupaciones

Que las leyes reclamadas por la Rosada se hayan aprobado, no garantiza que las cosas vayan a mejorar ni en lo económico ni en lo institucional, plantea por su parte el sociólogo Hugo Haime.  “Es muy probable que lo definido en el Congreso sea judicializado, lo que podría alargar los tiempos de ejecución”, indica. Según el consultor, el Gobierno nacional necesita dar señales de que las cosas están por arrancar. “Por ahora tiene la ventaja de que la expectativa de sus votantes lo sigue acompañando. La mayoría de las encuestas de opinión mas allá de diferencias numéricas  tienen el mismo diagnóstico”, acota. Según Haime, la expectativa de que las cosas mejoren  y echarle la culpa al gobierno anterior son un combo  que se mantiene inalterable. Sin embargo, advierte, empiezan a verse  los  problemas  de gestión.

“Lo registramos en las dudas que tienen no solo opositores, sino un cuarto de los votantes del Presidente acerca de su capacidad para gobernar. “Quizás más emblemático es lo que sucedió con el reparto de alimentos en el Ministerio de Capital Humano, en donde los propios votantes del oficialismo lo ven como un caso de incapacidad de gestión; el resto como un hecho de corrupción”, detalla.  Hay otro tema que preocupa, además de la inflación y de la baja del poder adquisitivo; un tercio de los hogares responde que tiene problemas con el empleo. “Una vez terminado el episodio de la Ley Bases viene el del Pacto de Mayo.  Hay  gobernadores que no concurrirán”, indica Haime. Las razones están vinculadas a la orientación del gobierno y a que no se han incluido puntos vinculados a la producción, la inversión y la educación. Según el sondeo efectuado por su consultora, hay una leve ventaja de quienes piensan que los gobernadores no deben firmar el pacto. Eso constituye una muestra más del grado de polarización en que se encuentra la sociedad argentina.