Los primeros informes sobre el secuestro de drogas en el NOA deberían generar preocupación entre las autoridades nacionales, regionales y provinciales. Las cifras indican que durante el primer cuatrimestre -y en comparación con los registros del año pasado- se duplicó el decomiso de estupefacientes en Salta, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Lo más llamativo es que el incremento de incautaciones no estuvo acompañado por una mayor cantidad de procedimientos, por lo que se infiere que cada vez es mayor la cantidad de sustancias que está circulando por los caminos de esta parte del país.

Entre el 1 de enero y hasta el 30 de abril, sólo Gendarmería Nacional secuestró unos 3.300 kilos de drogas, más del doble de los decomisados en 2023. La sustancia más encontrada fue cocaína: de unos 1.300 kilos hallados el año pasado, en los cuatro primeros meses se incautaron casi 3.000 kilos. También se duplicó el hallazgo de marihuana: los uniformados hallaron 300 kilos, más del doble del primer cuatrimestre de 2023.

Las autoridades reconocen que estos decomisos no forman parte de un plan de lucha contra el narcotráfico; son el resultado de controles que se realizan de manera esporádica en distintas rutas de la región. Además, estiman que menos del 20% de los operativos son el resultado de alguna investigación previa. En otras palabras, la mayoría de los hallazgos de droga son casuales, situación que deja al descubierto la falta de una política clara para luchar contra una actividad ilícita que genera ganancias millonarias.

Por ejemplo, el valor de los 3.000 kilos de cocaína en zona de frontera asciende a U$S 7,5 millones. En las calles, después de realizar el proceso de estiramiento, se pueden obtener hasta U$S 830 millones de ganancias.

Desde hace por lo menos cinco años que diferentes organismos internacionales advierten sobre el crecimiento de las zonas de cultivos de hojas de coca (la materia prima de la cocaína) en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. También informaron sobre la presencia de cárteles en la región y de nuevos experimentos, como el desarrollo de diferentes modalidades de cultivo de marihuana que han ido modificando el sistema del tráfico de esa sustancia en la región.

Pese a todas las advertencias, la Nación poco y nada hizo para frenar la creciente actividad narco. El instinto de los gendarmes y el olfato de los canes continúan siendo las principales herramientas con las que cuentan los miembros de esa fuerza para secuestrar drogas. Los radares para prevenir los vuelos narcos no están funcionando de manera efectiva y quizás esa sea la razón por lo que en el primer cuatrimestre sólo se secuestró la droga que era transportada por vía terrestre.

Para alcanzar mejores resultados en la aplicación de la ley de narcomenudeo, el Gobierno de Tucumpan sostiene desde hace poco más de dos años el llamado Operativo Lapacho. Se trata de un plan que consiste en blindar los pasos fronterizos de la provincia. Sin embargo, no cuenta con el apoyo de las jurisdicciones vecinas, mientras que la asistencia de las fuerzas federales no es permanente. Por esto, urge elaborar un plan regional con el apoyo de la Nación para frenar el avance narco que lentamente está utilizando el norte del país como centro de operaciones.