POESÍA

ANTOLOGÍA PERSONAL 

(1966 -2023)

RAFAEL FELIPE OTERIÑO

(Libros del Zorzal – Buenos Aires)

La “Antología personal” de Rafael Felipe Oteriño abarca los poemas del autor escritos entre los años 1966 y 2023. Contiene la obra tomada de sus poemarios Altas lluvias, Rara materia, El príncipe de la fiesta, El invierno lúcido, La colina, Lengua madre, El orden de las olas, Ágora, Todas las mañanas, Viento extranjero, Y el mundo está ahí, y Lo que puedes hacer con el fuego.

Uno de los poemas –uno y muchos, claro, pero especialmente-, “Ante una tumba con nombre”, dedicado a su madre, irradia a las claras el poder y la gloria de la verdadera poesía, la nitidez, la elegancia, la originalidad y el desapego de todo barroquismo marquetinero que caracterizan al autor y lo convierten en uno de los mejores poetas del país y de nuestra “lengua madre” (para decirlo con uno de sus versos). “Esta piedra escrita con su nombre / o dice todo muy claro: la vida concluye /sin profundidad y sin extensión./ Las tibias manos terminan aquí, / las mañanas e incluso el mar / aquí se adelgazan hasta convertirse / en una breve línea de polvo y sombra. // Ahora soy yo quien no tiene consuelo: / todavía abrazado a la tierra / observo las pequeñas flores amarillas / que se inclinan hacia donde aún queda sol. / Entiendo su miedo: sujetaba mi libertad / para que no viera estas imágenes fijas, / para que yo no empezara a morir”.

No es fácil señalar la pluralidad de sus méritos, la alta vara que nos deja a los cultores del género, tantas veces esquivo, inconcluso, malogrado: al fin y al cabo es el más difícil de la literatura y el menos honrado por tantos poetas que no lo son pero que, muchas veces, ocupan los mayores espacios y el prestigio impune de cierta crítica. Y, por añadidura, tampoco es fácil por lo que la poesía implica desde siempre y por aquello que señaló con acierto Leopoldo Marechal, citando a Aristóteles: “todos los géneros son géneros de la poesía”.

Sin embargo, es imposible no advertir la presencia de la lírica suprema en su versión más plena, la que nos regala Rafael Felipe Oteriño, la que nos asegura su supervivencia, como ocurre con W.H. Auden, presente en la contratapa del libro, o con Alberto Girri, Enrique Molina, Miguel Ángel Bustos.

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