El fuego ha sido usado por el hombre de manera ancestral y está muy relacionado a la agricultura desde tiempos remotos. En este ámbito, fue y aún es utilizado como técnica para eliminar cobertura vegetal residual de una cosecha previa -o después de esta- en diversas partes del mundo.
El uso del fuego en el sector agropecuario representa un riesgo, debido a los daños provocados en la calidad del aire, en la pérdida de biodiversidad y en el empobrecimiento de los suelos de cultivo. La quema agropecuaria debe ser eliminada como práctica, ya que si es bien manejada el daño ambiental existe; y si encima no es bien llevada, puede terminar en un incendio mayor, con drásticos daños.
En Tucumán desde hace un tiempo, el empleo del fuego, antes o después de la cosecha de la caña de azúcar, resulta totalmente incompatible con el futuro agroindustrial del cultivo, y afecta a toda la comunidad tucumana.
De manera permanente, los organismos de investigación agrícola de la región insisten año tras año en la importancia de eliminar el uso del fuego en los cañaverales, y del campo, en general. Los fuegos se agravan cuando aparecen las heladas y muestran comportamientos irracionales y peligrosos, que generan grandes pérdidas para los cañeros y para la industria azucarera, además de exponer a riesgos significativos a toda la población tucumana.
Como es ya conocido por todos, esta práctica tiene consecuencias negativas para la comunidad, al perjudicar la calidad de vida de las poblaciones cercanas a las zonas productoras y de los entornos de los ingenios, y genera serios riesgos de que fuegos descontrolados afecten cañaverales vecinos, otros cultivos, la visibilidad en caminos y rutas, las líneas de energía eléctrica, entre otros problemas, exponiendo a la población a daños, y a accidentes.
Según un trabajo realizado por técnicos del programa Caña de Azucar de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), los productores cañeros en general conocen e intentan manejar los cañaverales sin el empleo de la quema, pero el fuego irracional les causan serios perjuicios provocando importantes pérdidas de azúcar.
Su uso elimina la posibilidad de que retorne al suelo una importante cantidad de biomasa vegetal e impide el aprovechamiento energético-económico de los residuos de cosecha, aspecto que tiene cada vez más importancia.
Debido a ello, la sociedad en su conjunto debe asumir el compromiso de hacer todos los esfuerzos necesarios para eliminar definitivamente el uso del fuego del campo tucumano, asumiendo esta responsabilidad todos los sectores involucrados en la vida comunitaria y no solo los ligados con la producción de caña: el Gobierno, las municipalidades, las comunas, dependencias viales, los organismos de investigación, servicios y transferencia, el sector productivo y la comunidad en general.
Para esto resulta imprescindible un profundo cambio cultural en la relación de la comunidad con el fuego, para evitar los incendios accidentales y/o intencionales que tantos perjuicios ocasionan a la producción, al ambiente y la calidad de vida de la población.
La eliminación de la quema puede ser una realidad si se logran avances significativos en disponer medidas preventivas para reducir las posibilidades de difusión del fuego en el área cañera de Tucumán.
La Eeaoc considera que las medidas preventivas son prioritarias y fundamentales para avanzar en la eliminación de los peligros del fuego; y deben ser ejecutadas antes de la ocurrencia de heladas, ya que después las malezas y cultivos adquieren condiciones de alta combustibilidad.
Es necesario mantener limpias las banquinas de la red caminera, sin el uso del fuego y evitar que el fuego ingrese a un cañaveral aledaño.
En este sentido, es muy importante que desde el Estado se articule con la Dirección Provincial de Vialidad, con las municipalidades, y las comunas, medidas severas de manejo y control que aseguren la eliminacion del uso del fuego para esta tarea, manteniendo limpias las banquinas mediante el empleo de equipos manuales o mecanizados, como las máquinas desmalezadoras.
Por su lado los cañeros deben mantener limpios los alambrados y callejones que rodean la finca y los callejones internos que separan los lotes y si se deja la cobertura de residuos de la cosecha sobre el suelo, deben hacer brechas cortafuegos dentro de cada lote.
El informe de la Eeaoc considera que se debe trabajar intensamente en concientizar a la población sobre los graves daños que ocasiona el fuego a la comunidad y a los productores cañeros.
En la población no siempre existe conciencia en su real dimensión y de los perjuicios que trae aparejado el fuego descontrolado; de manera que se debe lograr un cambio de actitud de la comunidad. Por esto se deben intensificar las actividades educativas de amplio alcance que involucre a los diferentes sectores de la población, utilizando todos los medios disponibles. Son aspectos a considerar.