Olga Cudmani, la ingeniera que estaba a cargo de la Dirección General de Construcciones Universitarias cuando según el requerimiento de elevación a juicio se produjeron anomalías en la distribución de fondos de la minería, negó ayer todos los cargos y aseguró que fue víctima de una maniobra pergeñada en tiempos políticos “y que no tiene nada que ver con lo jurídico”.

La ex funcionaria de la UNT, ya jubilada, afirmó que su repartición se encargaba de hacer obras. “Eso fue lo que hicimos siempre”. Luego remarcó que a lo largo de su carrera tuvo una foja de servicios impecable” y posteriormente habló de la puja interna que se inició en 2009 cuando el entonces rector Juan Alberto Cerisola enfrentó en la carrera electoral a quien era su vice, María Luisa Rossi de Hernández. “Ahí comenzaron a aparecer un montón de cosas que no eran ciertas. En abril de 2009 el Consejo Superior estaba al tanto de todas las obras que se realizarían, pero recién en noviembre comenzaron los problemas en medio de la puja electoral”, recordó. “Había un operativo para desprestigiar la gestión del contador Cerisola”, dijo.

Cudmani aseguró que “hace 15 años que vivo una situación de descrédito. No había ni un solo elemento de prueba y se me imputa todo esto con un informe erróneo que realizó Gendarmería”. La ingeniera repitió que “en todo esto hay factores políticos y no jurídicos. No tengo dudas de la índole política que rodea este caso”. “Todas las obras que se debían hacer se hicieron como corresponden. Yo caigo por ser funcionaria que estaba a cargo de las obras”, remarcó. Y luego aseguró: “aquí no hubo ningún fraude. Yo no les ponía precio a las obras. Eso lo hacía la dirección de Inversiones y Contrataciones, que tenía todo automatizado. Nunca hubo sobreprecios. Puede haber habido improlijidades, o errores, pero nada que afecte a la Universidad y mucho menos de manera intencional”. Finalmente aseguró: “durante 15 años fui castigada de todas las formas posibles. Soy una persona honrada”.

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