La leyenda del Pomberito es muy conocida en las zonas rurales de Paraguay, el norte de Argentina, el sur de Brasil, Bolivia y Uruguay. Se trata de un ser de la cultura guaraní, protector de la naturaleza, que puede volverse muy vengativo si no se le respeta. Catalina, la abuela de Loan, mencionó esta leyenda al hablar de la desaparición de su nieto en Corrientes, expresando su creencia de que el Pomberito podría habérselo llevado. Este ser mítico es descrito como un hombre pequeño, con una barba larga, tez negra, pies al revés y cubiertos de pelo, y un gran sombrero de paja.
El Pomberito es un ser nocturno, y la tradición dice que sale únicamente por la noche, cuando se siente más seguro. Se lo representa frecuentemente vestido de negro y se cree que duerme en hornos abandonados o taperas. Su presencia suele anunciarse con un distante silbido, y es común dejarle ofrendas como miel o caña para ganarse su favor. Aunque su rol principal es cuidar la naturaleza y los animales salvajes, también puede ser amistoso si se le trata con respeto, mediante ofrendas nocturnas por 30 días después de pedirle un favor.
Sin embargo, si no se le respeta o no se le cumplen las ofrendas, el Pomberito puede volverse un enemigo peligroso. Puede provocar accidentes en el hogar de quienes no le cumplen, como puertas que se cierran solas o utensilios que caen misteriosamente. Además, se escuchan pasos y voces por la noche en los alrededores de la casa de quienes lo han enemistado. En el bosque, su lugar preferido de venganza, intenta desorientar y extraviar a sus víctimas con engaños.
El Pomberito también es conocido por tener un deseo sexual incontrolable, especialmente hacia las mujeres embarazadas, lo que añade una dimensión oscura a su leyenda. En algunas regiones rurales, se explica la aparición de embarazos inexplicables como resultado de sus acciones. Así, mientras en algunas culturas se le ve como un protector, en otras se le teme por sus posibles venganzas y comportamientos perturbadores.