El desierto de Atacama ubicado al norte de Chile es el lugar no polar más árido de la Tierra. Solía ser conocido por sus bellezas naturales que atraían a turistas de todo el mundo. Sin embargo, en los últimos 20 años comenzó a destacarse en sentido negativo como basural más grande de ropa usada “fast fashion” del planeta. La situación llegó hasta el punto de que el 7 de abril pasado, diseñadores, activistas ambientales y promotores de la moda circular convirtieron el depósito de desechos textiles en una pasarela. Con modelos profesionales ataviados con residuos descartados, Atacama Fashion Week llamó la atención sobre el desastre. La intervención tuvo tanta repercusión que ya fue anunciada una nueva edición para 2025.
Se calcula que las grandes industrias de moda arrojan cada año en Atacama alrededor de 40 toneladas de residuos. El basural resultante ya puede verse desde el espacio, según un satélite de SkyFi (¡las imágenes aéreas son impactantes!). Las lluvias escasas de la zona hacen que la ropa jamás se encoja y siga ocupando lugar, lo que genera un escenario ambiental bastante complejo. La Organización de Naciones Unidas (ONU) indicó que la industria textil provoca el 10% de las emisiones de carbono en el mundo y el 20% de las aguas residuales.
En 2020, un grupo de jóvenes de Chile que vivía en la zona se negó a seguir presenciado esta degradación y creó la fundación Desierto Vestido. Se trata de una organización que visibiliza esta problemática y hace talleres de reutilización textil. Este año se unieron a Fashion Revolution Brazil y Artplan, una agencia de publicidad brasileña, para realizar el desfile de moda en medio de la basura que denominaron Atacama Fashion Week.
Inspirado en las principales semanas de la moda del mundo, el acontecimiento tuvo el objetivo de plantear la emergencia ambiental y social que enfrenta la región. Durante siete días, ocho modelos chilenos desfilaron con prendas confeccionadas a partir de ropa encontrada en basurales, según informa The Guardian. La colección fue diseñada por Maya Ramos, estilista y artista visual de São Paulo. El fotógrafo Mauricio Nahas colaboró con una edición fotográfica exclusiva que escenifica el drama. La idea era llegar en forma masiva a las redes sociales y, en función de los resultados, Atacama Fashion Week cumplió su cometido.
Las fotos del desfile recorrieron el mundo. En ellas se puede ver a los modelos posando sobre pilas de ropa arrojadas sobre la tierra. Los desechos textiles provienen de países como Estados Unidos, China, Corea del Sur y el Reino Unido. Estas prendas, que incluyen marcas como Zara, H&M, Calvin Klein, Levi’s, Wrangler, Nike y Adidas, están mayoritariamente hechas de poliéster, un tejido basado en el plástico que tarda hasta 200 años en descomponerse. Cuando se incineran, liberan humos tóxicos que dañan el suelo, la capa de ozono y la salud de la población local.
Por medio de una entrevista con el medio británico The Guardian, la cofundadora de Desierto Vestido, Angela Astudillo y la diseñadora de Fashion Revolution, Ramos, anunciaron que están pensando en grande. La página web Atacama Fashion Week dispone de una serie de podcast generada con los expertos que forman parte del proyecto. En seis capítulos cuentan cómo comenzaron y cómo convirtieron el vertedero de ropa usada en un espacio para protestar sobre los efectos ambientales insostenibles vinculados a la moda.
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