Por Carlos Roldán, coordinador de inferiores de San Martín 


Cuando se empieza ganando, siempre es  bárbaro, pero costó. Canadá incomodó a Argentina; no tanto en la salida sino en la presión sobre los volantes a los que no les permitió jugar con claridad. En el primer tiempo, el equipo se partió y lo hizo así: en defensa y ataque.

Lo que le da balance a Argentina es el medio campo, que genera  un juego más corto que pudo hacer después de esos cinco primeros minutos de asedio canadiense, hasta los 20. Pero después se lo emparejaron. Le cortaron, de nuevo, esa posibilidad a los jugadores del medio, que siguieron sin poder hacer el juego corto al que están acostumbrados. En el segundo tiempo, al cambiar el sistema a 3-4-3, el técnico soltó un poco más a Alexis Mac Allister rompiendo la línea defensiva de Canadá. Por eso llegó el gol. Luego, Argentina tuvo 10 minutos más de lucidez, pero después de los 15 y hasta los 35, fue cuando Canadá lo llevó un poquitito por delante. Ellos estuvieron a punto de empatar, pero también Argentina, en esas contras, pudo haber marcado la diferencia que llegó muy sobre el final con esa pincelada de Messi. A Ángel Di María, que no estuvo con todas las luces, lo haría ingresar durante el partido. Me parece que otro jugador podría darle otro ritmo, un ida y vuelta por ese sector que esta vez no tuvo.