La idea de levantarse temprano está asociada a energía positiva. En cambio, quedarse acostado hasta las 10 o las 11 en la mañana suele verse como lo contrario, una señal de pereza, incompetencia e incluso inmadurez. Sin embargo, hay estudios que parecen avalar esas suposiciones. 

Años atrás, la Universidad de Texas dio a conocer una estadística según la cual los estudiantes “matutinos” tenían un rendimiento académico significativamente mejor que los nocturnos. 

¿A qué hora hay que ir a dormir para mejorar la salud mental?

Estos resultados se basaron en encuestas a 824 estudiantes, quienes se clasificaron a sí mismos como “matutinos” o “nocturnos” en función de en qué hora del día se sentían más productivos o a qué hora se levantarían o acostarían si carecieran de toda restricción.

Por su parte, un trabajo realizado por científicas canadienses aseguraba que las personas que se levantan temprano muestran mayores niveles de “afecto positivo” (un índice que incluye elementos como alegría, buen humor, optimismo, entusiasmo y amor) que aquellas que se levantan tarde.

El título del artículo –publicado por la revista de la Asociación Psicológica de Estados Unidos– era “Feliz como una alondra”, porque con el nombre de esa ave, alondra, es como se suele llamar a las personas madrugadoras. Las noctámbulas se conocen como “búhos”.

A favor de levantarse tarde

Sin embargo, las cosas no son tan simples. Ya en 1999 investigadores del Reino Unido vinieron a decir que en realidad sucede justo lo contrario: quienes se levantan muy temprano tienen, en general, más estrés y peor humor y sufren de más resfriados, jaquecas y dolores musculares.

El estudio también señalaba que esas personas tendían a poseer una mayor capacidad de concentración y a estar más ocupadas durante el día. Los trasnochadores, en cambio –según este trabajo–, suelen tener menos ocupaciones y estar más tranquilos.

La explicación estaría en una hormona, el cortisol, que el cuerpo segrega como respuesta al estrés para ayudar a la persona a afrontar sus problemas. 

Los análisis de saliva realizados por los investigadores hallaron más elevadas tasas de cortisol en las personas que se levantaban antes de las 7.21 de la mañana que en quienes lo hacían después (habiendo dormido todos la misma cantidad de horas). Además, los altos niveles de cortisol en los miembros del primer grupo permanecían durante todo el día.

Este y otros estudios son la base del libro The Morning Myth (El mito de la mañana), de Frank J. Rumbauskas, cuyo subtítulo reza: “Cómo los noctámbulos pueden ser más productivos, exitosos, felices y saludables”. Y es que, en realidad, no hay una verdad única que pueda aplicarse a todas las personas. ¿Por qué? Pues porque hay alondras y hay búhos, y eso no es algo que se pueda elegir, sino que viene en los genes.