En una era donde la tecnología redefine constantemente la calidad de la vida, el nomadismo digital emerge como una opción atractiva para aquellos que buscan el cumplimiento de sus obligaciones con libertad y flexibilidad. Se trata de un estilo que, en principio, permite trabajar desde cualquier lugar del mundo. Si bien la labor remota (también conocida como "home office") se convirtió en una especie de regla durante la pandemia, y, progresivamente, fue cediendo por la instalación de modalidades híbridas o por el retorno a una presencialidad semiplena, un sondeo de opinión reciente indica que la mayoría de argentinos trabajaría de forma virtual, si pudiese hacerlo.

El 72% de los trabajadores del país encuestados adoptaría con gusto la condición de nómada digital, según el estudio "Retos y perspectivas del trabajo: revelando las claves de la evolución laboral" elaborado por la compañía WeWork y la consultora Michael Page. Según otro informe de MBO Partners, el 85% de los nómades digitales está satisfecho con su trabajo y el 79%, con su remuneración.

El trabajo remoto tiene un impacto inmenso sobre las ciudades, más allá de las personas. No sólo por sus requerimientos de infraestructura y de servicios (una conexión potente a internet resulta imprescindible), sino también por los consumos. Para incentivar la instalación de esta clase particular y tecnológica de trabajadores "golondrina", el Gobierno argentino creó en 2022 la Digital Nomad Pass, que es un permiso de residencia transitoria especial para atraer extranjeros con una vigencia de 180 días.

Aunque muchos creen saber qué es un trabajo remoto y están interesados en él, tan sólo el 12% de los argentinos supo definir el nomadismo digital, según el informe de WeWork, una plataforma especializada en el alquiler de espacios de reunión y de oficina.

“El deseo de ser nómada digital refleja una evolución en la forma en que las personas balancean el trabajo y la vida personal”, señaló Romina Diepa, People Partner Manager de WeWork. Y agregó: “si bien esta tendencia plantea desafíos para el desarrollo urbano, también ofrece grandes oportunidades para capitalizar los conocimientos de los nómadas digitales y es fundamental que las ciudades, y no solamente las empresas, estén preparadas para abrazar esta transformación”.

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