La finísima cintura de Kim Kardashian en la Met Gala. La piel sin imperfecciones de Stephanie Demner. Las miles de influencers que crean rutinas de ejercicios de seis días a la semana e invitan alcanzar un cuerpo perfecto, tan ideal como irreal. Las redes sociales se volvieron un nido de utopías que calan hondo en la salud mental de muchas personas.

La comparación constante con estas figuras sublimes que se exhiben en la virtualidad, junto a la necesidad de intensificar el uso de filtros para parecerse un poco más a lo que ellos muestran, construyen un espiral destructivo para el autoestima de cualquier persona expuesta.

Exceso de presión

La problemática es tan profunda que en 2023 un informe elaborado por la consultora Oliver Wyman reveló que el 50% de la Generación Z, es decir, las personas nacidas entre mediados de la década de 1990 y principios de 2010 sufren ansiedad, depresión o cuadros de trastorno obsesivo compulsivo.

Según este estudio, una de las razones es la presión que se imponen a sí mismos y para la psicóloga Rocío Mendoza, la búsqueda del cuerpo perfecto se engloba dentro de lo que ocurre.

Distorsión

“El uso generalizado de filtros y la promoción de una imagen estéticamente perfecta pueden distorsionar o alterar nuestra percepción y crear estándares irreales. Esto sumado a problemas psicológicos sobre autoestima, pueden provocar trastornos de alimentación y otras perturbaciones”, señaló Mendoza.

“No solo las redes impulsan esto pero es allí donde las personas pasan más tiempo y se generan publicaciones constantes de una vida feliz y perfecta”, advirtió al respecto.

Obsesiones constantes

“Hay un gran auge de la tendencia a la modificación total del cuerpo con técnicas y cirugías que producen cambios significativos, siempre visto esto desde indicadores psicológicos que impactan en la disconformidad con el propio cuerpo y generan obsesiones constantes en el acceso a dichas intervenciones”, agregó.

“Desde una mirada sociológica Pierre Bourdieu afirmaba que el cuerpo funciona como un lenguaje, que sin dudas está ligado a lo social y a lo cultural. Por eso la imagen corporal ideal es una construcción social”, desentrañó sobre el tema, la psicóloga magister en sociología aplicada, Roxana Laks.

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La experta mencionó que esto es sólo una cuestión estética y no necesariamente habla de lo saludable. “Los cuerpos perfectos actúan como modelos comparativos que funcionan como estándares con los cuales nos evaluamos. Podemos acercamos o alejarnos, pero nunca ser tales”, indicó.

“Es ahí donde aparece el mercado que encuentra el lugar adecuado para la oferta de todo aquello que supuestamente nos hará alcanzar la perfección”, aseveró.

El papel de las redes

“Las plataformas digitales son el espacio adecuado para mostrar la distancia. Los cuerpos ideales usan las cremas que se ‘deben usar’, hacen las dietas que se ‘deben hacer’, usan la ropa que se ‘tiene que usar ‘y conquistan a quienes ‘queremos’ tener”, analizó luego Laks.

Y en ese sentido, consideró que las mujeres son quienes más expuesta quedan.

“La mujer siempre ha sido objeto de presión social en dimensiones mayores respecto de los hombres y la imagen corporal es otro aspecto más”, refirió y explicó: “mientras las sociedades consideren que el éxito de la mujer es tener el cuerpo perfecto, reproducen un estereotipo fruto de una cultura machista todavía hoy difícil de escapar”.

Pensamiento destructivo

Para sumar a este análisis, el psicólogo Roberto González Marchetti comentó cuándo el uso de redes sociales se vuelve un inconveniente para la salud mental de los usuarios.

“Algunas personas buscan en las redes sociales ideales de imagen, por lo que empiezan a compararse con los demás, algo que los hace susceptibles a un comportamiento de usuario pasivo y de alto riesgo adictivo”

¿Por qué? “Cuando la gente no utiliza las redes como herramienta de comunicación, tiende a seguir a ciertas personas desde un lugar de inferioridad o vacío interno en el que todos los días busca la comparación”, detalló González Marchetti.

El uso de filtros es común en todas las plataformas por lo que al respecto, el psicólogo ahondó: “subir imágenes editadas puede desarrollar un nivel de estrés alto cuando no se pueda encontrar la imagen que permita neutralizar los recurrentes pensamientos negativos que están dirigido a uno mismo”.

Baja satisfacción

“Además de la amenaza a la crítica o bien la necesidad de búsqueda de aprobación por parte de los demás, el uso de las ediciones suele conducir a una baja satisfacción cuando se compara esa foto editada, con la imagen real de uno mismo”

“Esto genera una disminución de la autoestima, y una constante autoevaluación negativa, porque el foco atencional se centró de la atención de esa imagen artificial”.

Consecuencias y salida

“La búsqueda de aprobación externa nos lleva al riesgo de una depresión y en una acción repetitiva, nos hace estar más tiempo en soledad al lado del dispositivo, que manteniendo una interacción constante con la demás personas”, razonó González Marchetti.

Mientras que sobre la forma de volver positivo el uso de redes, la psicóloga Mendoza reflexionó: “es importante tomar conciencia para poder crear una identificación personal y propia, que viene por los rasgos propios de nuestra herencia, genética y características que nos hacen únicos, diferentes al resto”.

Y aconsejó: “debemos trabajar y elaborar los aspectos que hacen a esa individualidad, porque la vida feliz, perfecta y llena belleza no completa la existencia. La vida se plenifica con actos saludables y conscientes para atravesar los procesos que hacen a nuestras experiencias”.