Mientras escuchamos música, escribimos un ensayo o resolvemos un ejercicio de matemáticas y además atendemos a la televisión cada tanto para saber cuáles son las noticias del día. El “multitasking” es una actividad sumamente difundida en el mundo de la inmediatez pero no resulta tan eficiente como es creído e incluso puede afectar a nuestra memoria.

¿Cuándo debe preocuparme la pérdida de memoria?

El mundo en el que vivimos muchas veces nos obliga a adentrarnos en las múltiples tareas a la vez. Las pantallas de fondo sumadas a las actividades cotidianas hacen que nos convirtamos en especies de arañas de muchas patas que llevan acabo varias actividades a la misma vez. Pero y aunque así lo creyéramos, no estamos haciendo muchas cosas al mismo tiempo.

La verdad del “Multitasking” La atención solo se divide pero las tareas no se hacen más rápido

“Por lo general, cuando las personas creen estar haciendo múltiples tareas a la vez, en realidad están variando su atención entre dos tareas separadas”, dijo Gloria Mark, profesora de informática en la Universidad de California, en Irvine. Aunque podamos convencernos de con la multitarea somos más eficientes, la realidad es que seguimos realizando una única tarea.

El sobreesfuerzo es una de las consecuencias del multitasking

Cuando elaboramos cierta actividad, diferentes regiones de nuestro cerebro denominadas colectivamente "red de control cognitivo", colaboran para que esto suceda. Así se crea un modelo mental de la tarea que se es realizada y de lo que se necesita para elaborarla. Como un mapa que nos guía ante el quehacer.

Pero cuando realizamos muchas tareas a la misma vez esos modelos se borran, se reinician. Aquello que habíamos construido pierde su estructura. Cuanto más esfuerzo requiera una tarea, cuánto más nos cueste elaborar la misma, mayor será la energía que nuestro cerebro deba poner en clasificar las diversas informaciones y los objetivos.

Los efectos en nuestro cuerpo de la multitarea  

Y el sobreesfuerzo no es el único efecto de la multitarea. Cuando cambiamos de actividad en intervalos cortos de tiempo, pagamos lo que se ha denominado “costo de cambio”. Así relegamos la precisión, la rapidez o lo eficaz de la elaboración que podríamos haberla mantenido si nos hubiéramos concentrado en una sola tarea.

Con la multitarea nos convertimos en especies de

Otros estudios han descubierto que realizar multitareas puede acelerar nuestro corazón, elevar nuestra presión arterial, provocar ansiedad, mermar nuestro estado de ánimo e impactar negativamente nuestra percepción de la tarea en cuestión.

Quizás una actividad sumamente mecanizada y habitual como una receta diaria de desayuno o doblar la ropa para guardarla no afecten demasiado nuestra capacidad de atención, pero lo aconsejable siempre será acostumbrarnos a la monotarea, para así realizar nuestras labores con el mejor de los desempeños.