Sorprendió ver el “comedor” de la Catedral Metropolitana días atrás. Motivado por ello busqué un contexto más amplio para entender tan desconcertante cuadro en especial porque involucraban al Papa Francisco en los medios de comunicación. Publicaciones periodísticas Vaticanas dejaban la noticia que el Papa estaba conmovido y dolido por el comportamiento de los responsables de las agrupaciones sociales de la Argentina (a las que había acompañado como complemento de la tarea del Estado en materia de aliviar las consecuencias de la pobreza) al enterarse el escandaloso cuadro de corrupción en el manejo de los fondos públicos y el sometimiento que hacían las mismas de los pobres. Por otra parte necesité buscar otro detalle de aquel “comedor” para intentar leer el mensaje que el Episcopado Argentino intentaba transmitir. Uniendo personajes e ideologías concluí que tal mensaje estaba dirigido a la clase política en general y a la oposición en particular. Asistimos en estos momentos al aberrante desfile de aquellos personajes “sociales” en el que ninguno sale limpio luego de las auditorías del Ministerio de Capital Humano, además de su estrecha relación con funcionarios de los anteriores gobiernos que, al quedar en descubierto, intentan por todos los medios que la cárcel no sea su lugar de “descanso” por mucho tiempo. Aferrados al poder que aún detentan por la cantidad de dinero que corruptamente robaron -y para no llegar a los estrados judiciales y por ende a prisión- es que la gran mayoría de esa oposición emprendió una descarnada estrategia de defensa que afecta a todos los ciudadanos argentinos. En efecto. Son conscientes de que si el actual gobierno logra que los proyectos que presentó al Congreso se conviertan en leyes, las mismas harán recuperar la dignidad humana a todos los argentinos, la que pacientemente se encargaron de destruir en estas últimas ocho décadas. Cualquier ciudadano con un mínimo de inteligencia y criterio es consciente de que su pobreza, marginación, inseguridad, analfabetismo y mala salud obedecen al comportamiento que en estas ocho décadas tuvo el control gubernamental del país; ya que sin ellos, nadie podía gobernar. Así llegué a la conclusión tanto del mensaje como de a quiénes estaba dirigido: el mensaje: devuelvan la dignidad humana a los argentinos; y los destinatarios: los políticos en general y la oposición política en particular. A veces el Papa Francisco tiene sus formas de escribir derecho en renglones torcidos para que se lo entienda. Al gobernante actual, para que extreme la atención de los pobres a través de los caminos que viene trazando. Y a la política opositora, para que dejen sus privilegios aún a costa de enfrentar la Justicia, para que el ciudadano común por fin logre su desarrollo integral como persona humana.

Luis Vides Almonacid                             

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