El cáncer bucal se genera, en la mayoría de los casos, por malos hábitos cotidianos. Esta clase de tumores se puede originar en toda la cavidad oral y los sitios más frecuentes son lengua, encías, paladar duro y piso de boca.

El síntoma más común del cáncer bucal es la presencia de una lesión o úlcera en la boca que no remita luego de algunas semanas. En ese caso, la consulta médica precoz permite el diagnóstico y tratamiento más eficaz. Como pauta básica, si una lesión o llaga tarda más de 10 días en cicatrizar, hay que acudir a un especialista para que la revise.

Cáncer de boca: ¿cuáles son sus principales factores de riesgo?

En 8 de cada 10 casos, el cáncer bucal está provocado por factores de riesgo asociados a malos hábitos cotidianos. Sin duda que el consumo de tabaco es el principal factor de riesgo para el desarrollo de estos tumores, más aún si se lo asocia al consumo de alcohol. 

Según las pautas establecidas por el Ministerio de Salud de la Nación, otros factores de riesgo son la limpieza bucal deficiente; las lesiones que puede provocar el consumo habitual de bebidas y alimentos muy calientes; y el trauma crónico sobre la mucosa bucal, que puede estar provocado por tener dientes con bordes filosos por efecto de caries, prótesis desadaptadas o con ganchos que generen lesiones.

Cáncer de boca: prevención y tratamiento

Conocer cómo se produce el cáncer bucal y los malos hábitos que favorecen su desarrollo es el primer paso para poder iniciar una estrategia efectiva de prevención. En ese sentido, hay un dato alentador: la mayoría de los factores de riesgo se son evitables.

La medida más importante para su prevención es evitar los factores de riesgo asociados a estos tumores: consumo de tabaco y alcohol. Mantener una buena higiene bucal y los controles odontológicos periódicos también son elementos importantes a tener en cuenta. Además, las autoridades sanitarias también recomiendan evitar la exposición excesiva al sol (en especial, cuidar el labio inferior) y el exceso de consumo de carnes rojas.

Otro aspecto esencial, es que en las campañas para prevenir este tipo de tumores se suele promover la autoevaluación a través de un recurso simple y natural: el uso de lengua. Es que el mismo paciente, al conocer mejor que nadie las formas de su cavidad oral, puede detectar anomalías y lesiones que demanden una visita al médico. Y como pauta general, se recomienda que los adultos realicen una consulta odontológica al menos una vez al año y los niños, dos.

Una vez detectado el cáncer bucal, el tratamiento puede involucrar distintos elementos: cirugía, radioterapia, quimioterapia o incluso inmunoterapia. Va a depender de la localización y el estadio al diagnóstico, entre otros factores.