Lleva la pasión por el deporte en la sangre. Desde pequeña, Geraldine Margaria dio sus primeros pasos en el hockey sobre césped con el firme deseo de triunfar en la disciplina. No obstante, el destino, siempre impredecible, le ofreció un nuevo camino por explorar. Y hace unos meses decidió darle una pausa al stick y a la bocha, para adentrarse en una cancha de fútbol defendiendo los colores de San Martín.

“Desde ‘chiquita’ soy así, siempre me gustó el fútbol pero nunca había jugado. En 2021 me había probado en unos torneos amateurs de La Diagonal en Tafí Viejo, pero no tenía idea de cómo patear una pelota. Me invitó un amigo que me dijo que tenía físico para ir; jugaba sólo para divertirme”, explicó Margaria sobre el primer paso antes de dar el salto al "santo".

“Mi papá es muy fanático y me crió así. Me gusta ir a la cancha, pero a veces no puedo con los tiempos. Me gustan los deportes en general; a las mujeres nos pasa que no somos tan buenas como los varones en el fútbol. Quizás, si empezáramos desde chicas sería distinto”, aseguró. “Justo un profesor de San Martín fue al mismo gimnasio que yo y le pregunté si podía probarme en el club. Fue en marzo; tuve un mes de prueba y después quedé en el listado de Reserva-Primera”, recordó.

Más allá de la algarabía por cambiar a un deporte que siempre le gustó, la decisión no fue sencilla ni mucho menos. Margaria jugaba en Los Tarcos e integró el plantel campeón del torneo Anual 2022; sin embargo, una serie de situaciones la alejaron de esa disciplina que había comenzado en el colegio de forma amateur.

“Dejé porque venía de dos años de pura frustraciones. No me encontraba en la cancha y hasta se me cerraba el arco en mi deseo de convertir. Sentía que no estaba dando el máximo y quería cambiar de ambiente para analizar si yo era el problema”, dijo y fue más allá. “Por ahí no me entendía con el entrenador. La realidad es que los motivos podrían haber sido varios. Igual la pasión y el amor por el hockey nunca se fueron”, aseguró la estudiante de Educación Física que se había inscripto en Los Tarcos con un sólo objetivo: ser parte del seleccionado tucumano.

“Era mi deseo. Jugaba en el colegio y, al no estar en un club tan conocido, es como que no nos daban tanta importancia”, recordó. 

Antes de probar suerte en San Martín, Margaria debatió la decisión con amigos y familiares. Según sus palabras, ahí encontró el empujón necesario para animarse a jugar al fútbol de una manera más profesional. “Cuando les dije a las chicas del club que dejaba el hockey, no les avise que era por el fútbol. Me dijeron que regresara cuando quiera. Uno de los entrenadores me habló y me pidió que no dejará, que tratara de hacer los dos deportes porque fue justo una semana antes del inicio del torneo. Igualmente se imaginaban mi decisión porque cuando hacíamos la entrada en calor usábamos una pelota de fútbol y siempre tuve buen control. Ellas se sorprendían por eso”, resaltó. “A pesar de que mi papá es el más futbolero de la casa, la que más me apoyó en la decisión fue mi mamá”.

La adaptación no fue nada sencilla para Margaria

Margaria se sintió contenida por sus compañeras durante sus primeros días en San Martín, pero le costó adaptarse al fútbol “11” y, sobre todo, probarse en la posición de lateral derecho. “Es muy difícil si nunca has jugado fútbol ‘11’; más que nada por el pasto y por el pique de la pelota. Los espacios son muy distintos y tenés que cuidarte con el offside”, analizó.

Justamente esas adversidades la llevaron a retomar su pasión por el hockey. “Si bien todavía juego en La Diagonal y en Las Cañas con el equipo que se llama La Secta FC, me pasó de intentar hacer jugadas que hacía con el palo de hockey como pasar entre dos líneas o una táctica que se llama ‘motoneta’. Quería trasladar la pelota de fútbol cómo hacía en el hockey; eso quería decir que extrañaba mi primer deporte”, dijo.

Los recuerdos por el hockey fueron más fuertes en el corazón de Margaria. Por eso decidió regresar a su zona de confort; sólo que esta vez con la camiseta de Universitario.

“Un preparador físico de mi ex club me comentó que estaba entrenando en Universitario; entonces me fui para ahí. Decidí cambiarme y estoy adaptándome”, aseguró la jugadora que disfruta de su regreso al hockey, pero que no le cierra las puertas al fútbol profesional. “Me gustaría hacer una prueba el año que viene para ver si quedo. Ahora no me dan los tiempos con la Facultad y el fútbol me apasiona”, concluyó.