Como no hay plata y el país tiene un déficit que es necesario eliminar, hay que diferenciar a los sectores por su producción. El sector que menos hace, que sólo produce difícil y es el que más reservas acumuladas, es el de los jubilados que guardaron toda su vida para afrontar las dificultades que empezarían cuando las fuerzas los abandonen y las enfermedades los alcancen. Como no producen nada, el aumento de sus haberes tiene que ser inferior al de las tarifas y los precios de lo que consumen, fundamentalmente de los medicamentos, para obligarlos a sacar sus ahorros que tienen en el colchón, produciendo de esta manera una transferencia de recursos de la clase pasiva a la financiera, que lo haría circular. Este el final de los ahorros de toda una vida de privaciones, que cuando se les acabe vaya Dios a saber adónde irán a parar. Para colmo, el Presidente ha manifestado que este es un modelo anarcocapitalismo, es una corriente que propone la eliminación del Estado como agente económico, mientras que los pobres viejos decentes no sacaron sus ahorros del país porque creían que el futuro estaba aquí en este Estado. Vaya si estaban equivocados y no hay nadie que los defienda.

Armando Héctor Martínez  

Emilio Castelar 1984 - S. M. de Tucumán