“Bernabé Aráoz, un caudillo de Tucumán” es una película estrenada recientemente. Se trata de un film de género documental que recorre la vida del caudillo tucumano Bernabé Aráoz, gobernador de la Provincia y héroe de la Independencia.

Su creador, Fabián Soberón, tiene un historial como cineasta: realizó los documentales Hugo Foguet. El latido de una ausencia, Ezequiel Linares, Luna en llamas (Sobre Inés Aráoz), Alas (Sobre Jacobo Regen) y Groppa.

No obstante, su talento también se expresa en código literario.  Es escritor, además de cineasta y profesor universitario. Ha publicado La conferencia de Einstein, Vidas breves, El instante, Mamá, Ciudades escritas, Cosmópolis, Edgardo H. Berg y Naranjo esquina. En esa actividad, ganó el 2do Premio del Salón del Bicentenario. Y parte de esa obra fue traducida al inglés, francés, italiano, rumano y portugués.

En esta oportunidad, el relato se construye de tal forma que especialistas e historiadores van explicando, con voz propia, la importancia de la figura de Aráoz, exaltada por el papel que desempeñó en las Batallas de la Independencia. Abordan la vida del mismo hombre que llegó a su cenit en la creación de una meteórica República de Tucumán, a la que, naturalmente, presidió. Aunque, como ha sucedido con muchos de nuestros próceres, las rencillas y desavenencias de un poder convulso durante el siglo XIX lo precipitarían a la muerte temprana. Una muerte punitoria, por hechos que no fueron juzgados debidamente.

La obra sobre Bernabé tiene dos pilares que parecen reunir dos vocaciones del realizador. Por un lado, la investigación, la palabra canónica, historiográfica, que narra las vicisitudes y los hitos existenciales de un hombre de la Independencia. Por el otro, la afición visual a la que adhiere ―lógicamente― un cineasta, afición que ingresa por medio del lenguaje de las artes visuales.

Así, el film irá consignando la visión de varios expertos entre los que se cuentan: Marisa Davio, Georgina Abbate, Santiago Rex Bliss, Gabriel Di Megligo, Elena Perilli, Gabriela Tío Vallejo, Alejandro Morea y Cecilia Guerra.

Mientras los investigadores vayan haciendo sus explicaciones, se mostrará la creación de cuatro artistas que han trabajado en la reconstrucción imaginativa de un rostro para el héroe.

Curiosamente, no hay registros de retratos artísticos del caudillo, ni ninguna otra imagen conservada, que permita adivinar sus rasgos. Por ello, ése será el disparador para Pablo Iván Ríos, Alejandro Contreras Moiraghi, Hugo Bellagamba y Leandro Herrera.

Estos “estudios” pictóricos buscan develar el misterio físico de Bernabé Aráoz. Y lo hacen mediante las imágenes sucesivas, retratando así el proceso creativo de cada uno de los artistas, al tiempo que las voces en off de los historiadores van develando el destino del héroe.

Irrumpe también la labor de un actor (Mario Ramírez) que, al parecer, prepara el personaje de Bernabé para interpretarlo en una obra teatral.

El hilo conductor es un entrevistador, una figura de “buscador”, interpretada por Facundo Nanni, quien irá trasladándose a distintos escenarios emblemáticos donde hará sus consultas. Los estudiosos habrán de relatar, entonces, no sólo la biografía del personaje. También desplegarán reflexiones acerca de la relevancia de esta figura para los destinos de su Provincia, y de la soberanía toda del territorio argentino.

El resultado es una interesante indagación que recupera a un personaje esencial de la historia tucumana. Un caudillo que fue alternativamente seguido, negado y combatido en su tiempo, para andar, después del fusilamiento, sobre la cuerda tensa del olvido. Un trabajo de recuperación necesario, que logra muy buena narrativa. Es estético, y resulta medular para comprender tanto la historia, como nuestra propia realidad del siglo XXI.

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Gisela Colombo