El 1 de agosto de 2011, los lectores de LA GACETA se sorprendieron con la historia de un hombre que vive en una cueva en San Pedro de Colalao. Pedro Luca Mamaní se hizo famoso aquel día, tras la publicación en la que detalló -en aquel momento- que llevaba 40 años de vida en una caverna. Explicó que allí tenía lo indispensable para cazar, preparar su comida y dormir en un catre. Ahora ¿qué se sabe de "Don Pedro"?, ¿está bien de salud?, ¿alguien puede ayudarlo?... estos interrogantes surgieron a partir de una polémica, porque un grupo de vecinos aseguró que el hombre está en un momento delicado de salud y sin alimentos.
Para llegar dónde vive Pedro Luca Mamaní hay que cruzar tres veces un río y luego el arroyo "Los Morteritos". Se sube por un sendero pedregoso y desolado. Algunos bikers hacen ese recorrido sobre ruedas, pero sólo hasta el sitio conocido como “El Puente del Indio”. El camino no termina ahí, sino que hay que seguir un trecho de unos 40 minutos de trekking más arriba, por una senda sin marcas y rodeada de las más absoluta soledad.
En un grupo de Facebook, creado por vecinos de San Pedro de Colalao, se asegura que el hombre de la cueva “está pasando un momento de mucha carencia, está muy desmejorado y flaquito, con necesidad de mercaderías básicas como aceite, grasa, harina, azúcar, y sal –escribieron en el posteo que rápidamente se viralizó en las redes sociales-. Nos comentó que firmó un poder a un familiar para que cobre su pensión, y nunca más apareció, ni le acercaron el dinero”, agregaron en la red social.
El mensaje generó una gran repercusión entre los vecinos, lugareños y visitantes de San Pedro de Colalao. “Quería consultar si alguien tiene información sobre esto”, preguntó una de las vecinas.
A “Don Pedro” no se lo ve pasear por la plaza del pueblo, porque “su lugar en el mundo” está en la cueva, alejado de la zona urbana. No es fácil llegar, por eso se recomienda emprender el trayecto en compañía de un lugareño.
Quienes lo visitan de vez en cuando, saben que no pueden llegar con las manos vacías. Unos cuantos atados de cigarrillo, yerba para el mate, coca y bicarbonato siempre son bien recibidos por el hombre que vive casi como un ermitaño.
Aquella vez que lo visité en agosto de 2011, “Don Pedro” caminaba con la misma pachorra de las cabras, pero subía por los cerros con la vitalidad de los toros. Se notaba que le sobraba aire en los pulmones y mientras iba trepando la montaña, era capaz de conversar como si estuviera en la mesa de un bar con amigos. Caminaba los senderos con un cigarrillo en la mano, hablaba con total naturalidad sin la respiración agitada por las pendientes. Aquel día, “Don Pedro” explicó cómo hace para cazar pavas del tamaño de una gallina y que, después de quitarles las plumas, van a parar al fuego de leña.
Hoy en día, el hombre de la cueva tiene 85 años. Todavía es capaz de escuchar a la distancia el gruñido del chancho del monte y no teme enfrentarse a un puma que pueda aparecer entre las malezas. Siempre lleva sobre el hombro derecho una escopeta y varios cartuchos en las alforjas. Se alimenta de lo que caza, aunque a veces baja a la villa de San Pedro y regresa con lo mínimo indispensable en mercaderías.
El reciente posteo en Facebook abrió una polémica por la situación del hombre de la cueva. De inmediato, cientos de mensajes repercutieron sobre el caso.
“Pobre Pedro Lucas se aleja de los humanos y lo mismo lo buscan para hacerle daño”, escribió Ana Ferreyra.
“Denuncien en la comisaría para que ellos investiguen”, agregó María del Valle Páez.
“Debe presentarse en Anses y dar de baja al apoderado y nombrar a uno que sea familiar y no un chanta”, sumó Walter Castañarez.
Los mensajes siguen en la red social para pedir por la situación de “Don Pedro”. Sin embargo, apareció un familiar directo que respondió a esa polémica. “A todos los que comentan y tengan alguna duda del tío Pedro, me pueden mandar mensaje privado y dejen de guiarse por fotos antiguas que publican”, escribió Juan Pablo Mamaní.
Este joven respondió a LA GACETA sobre la situación del hombre de la cueva. “Soy sobrino directo de Pedro –dijo-. Desde diciembre del año pasado, soy el apoderado y puedo asegurar que mi tío está bien. Nadie le roba su plata. Yo vivo en San Miguel de Tucumán –explicó-, pero me ocupo de cobrarle su plata en Anses y que tenga alimentos en el lugar que él eligió para vivir”, detalló.
Juan Pablo Mamaní dijo que tiene un grupo de personas que suben hasta la cueva para llevarles los productos a “Don Pedro”. Tiene maíz para las cabras y lo que nunca le faltan son los cartuchos que tanto le gustan a él para usar la escopeta y cazar”, remarcó.
Detalló que la foto compartida en Facebook –en la que aparece muy delgado- es de 2017. “Si quieren ir a visitarlo para ver que no le faltan sus cosas, yo los puedo acompañar –insistió Juan Pablo Mamaní-. Ya tiene 85 años, pero todavía sigue firme”.
El sobrino de "Don Pedro" dijo que su tío tiene los achaques propios de la edad. Remarcó que el domingo pasado estuvo con él en San Pedro y para demostrarlo envió fotos en las que aparece el hombre de la cueva. Insistió en que a veces hay gente que quiere sacar provecho de "Don Pedro". El sobrino aseguró que él administra el dinero de su tío, que no tiene obra social. "Hay que cuidarle la plata, porque ahora es un hombre sano, que no necesita remedios, pero mañana quién sabe".
Es cierto que Pedro Luca Mamaní no necesita remedios, pero hay algo que no le debe faltar nunca: hojas de coca para armar su acullico.