Un 6 de junio, pero de 2004, el tenis argentino se llevó las miradas de todo el mundo. En Roland Garros, uno de los torneos más importantes y tradicionales del circuito, Guillermo Coria y Gastón Gaudio disputaron una histórica final, la primera de Grand Slam entre dos jugadores argentinos, y que tuvo muchísimos condimentos, que terminaron con la consagración de Gaudio.

Esa edición del torneo fue inolvidable para el tenis argentino, que tuvo tres semifinalistas, y cuatro representantes en cuartos de final. Coria, 3° del mundo en aquel momento, era uno de los grandes candidatos al título; de hecho, llegaba de ser campeón del Masters de Montecarlo, y de jugar las finales de los Masters de Miami y Hamburgo. Ese favoritismo lo pudo ratificar en su camino a la final.

El “Mago” llegó a semifinales sin ceder sets, dejando en el camino al ruso Nikolay Davidenko, a su compatriota Juan Mónaco, al croata Mario Ancic, al francés Nicolas Escudé y al español Carles Moya. En busca del pase a su primera final de Grand Slam, trabajó un poco más, pero derrotó en cuatro sets al británico Tim Henman.

Gaudio, por su parte, atravesaba un andar irregular en el circuito. 45° del ranking, había hecho una final semanas atrás en el ATP 500 de Barcelona, pero su récord en el año era de 15 triunfos y 13 derrotas; solo en Barcelona superó la segunda ronda de un torneo.

Sin embargo, en París, mostró un gran nivel, que fue aumentando con el correr de los partidos. El argentino Guillermo Cañas, el checo Jiri Novak (ambos en cinco sets), el sueco Thomas Enqvist, el ruso Igor Andreev, el australiano Lleyton Hewitt y el cordobés David Nalbandian, por entonces 8° del ranking, fueron sus “víctimas” camino a la final. Los tres últimos partidos, con un nivel superlativo de Gaudio, ya que se impuso en sets corridos. Primera final, también, para el “Gato” en un GS; hasta el momento, nunca había pasado de cuarta ronda.

Gaudio-Coria, una rivalidad picante

Uno de los condimentos extra que tuvo la final del certamen eran los enfrentamientos previos entre el “Gato” y el “Mago”, donde había quedado claro que la relación entre ambos no era buena.

En 2001, se enfrentaron por primera vez en el ATP de Viña del Mar. Ese partido quedó en manos de Coria, por 4-6, 6-2 y 7-5, y al sentenciar su triunfo, el santafesino festejó bailando como Marcelo Salas, delantero chileno de River, ya que el “Mago” es fanático del “millonario”. Una celebración, claro, que no le gustó a Gaudio.

Unos días después, se cruzaron nuevamente en los cuartos de final del ATP de Buenos Aires, y allí Gaudio tuvo revancha, al imponerse por 6-3 7-6. El “Gato” aprovechó y, recordando lo sucedido en Chile, también bailó para celebrar, respondiendo a lo hecho por Coria días atrás. Además, flameó una bandera de Independiente, el club de sus amores.

En 2003, se enfrentaron dos veces más, ambas en semifinales: una en Buenos Aires, y otra en Hamburgo. En ambos casos, el triunfo quedó en manos de Coria, aunque en Alemania, se dio la polémica más fuerte entre ambos. Tras solicitar asistencia médica por calambres, Coria terminó ganando el set final por 6-0, y al acercarse a la red, lo hizo cojeando, algo que despertó la furia de Gaudio. "¿Qué te pasa? Si mirás mal te cago a trompadas gil", disparó el “Gato”.

Gaudio-Coria: una final de Roland Garros que tuvo de todo

El quinto enfrentamiento entre ambos, que terminaría siendo también el último, fue una verdadera montaña rusa de emociones. Superado por el contexto, Gaudio comenzó jugando muy mal aquella final en París, lo que le permitió a Coria llevarse con facilidad los dos primeros sets, por 6-0 y 6-3.

A partir del tercer set, la historia empezó a cambiar. Coria empezó a sentir algunas molestias físicas, y Gaudio, que ya había levantado su nivel sobre el final del segundo parcial, se mostró más metido en partido, y se llevó los dos parciales siguientes por 6-1 y 6-4. Todo, entonces, se definía en el quinto set.

Ese parcial decisivo fue dramático. La paridad fue prácticamente total, y con el marcador 5-5, Coria logró quebrar el saque de su rival, y sacar para partido. En ese game, 6-5 arriba, el “Mago” tuvo dos match points, que no supo aprovechar. Y que terminarían costándole caro: Gaudio ganó los tres games siguientes, y cerró el partido con un tiro ganador de ese fantástico revés a una manos que tenía, para sellar una consagración tan inesperada como inolvidable, en una Philippe Chatrier repleta, y con la presencia, nada menos, de Guillermo Vilas, quien le entregó el trofeo. Una final que quedó, y quedará, en los libros de historia.