En una hazaña de resistencia y tenacidad, Luciano López se coronó como el mejor en su categoría (35 a 39 años) en la Ultramaratón de 24 horas celebrada en el autódromo de Las Termas de Río Hondo. Además el taficeño quedó cuarto en la tabla general, lo que a sus 37 años es motivo de orgullo.

Este evento, que congrega a corredores de élite, desafía no solo la capacidad física sino también la mental. Es una prueba donde el objetivo es recorrer la mayor distancia posible durante 24 horas.

Luciano, con una impresionante marca de 170,41 kilómetros, finalizó cuarto en la clasificación general. La Ultramaratón de 24 horas es una disciplina única, donde los participantes deben gestionar su tiempo y energía para maximizar la distancia recorrida, a diferencia de las maratones tradicionales que tienen una distancia fija.

La carrera se llevó a cabo en un circuito cerrado de 1.500 metros dentro del autódromo, el mismo que alberga eventos de MotoGP, Turismo Carretera y el Córdoba Pista entre otros eventos nacionales e internacionales.

Durante la competencia, Luciano contó con el apoyo de dos asistentes que le proporcionaron alimentos y bebidas según un plan meticulosamente diseñado para esta ocasión. “Cada media hora caminaba 60 segundos. En ese tiempo aprovechaba para tomar y comer algo”, explicó sobre su estrategia de carrera.

Este método le permitió mantenerse en movimiento durante las 24 horas, deteniéndose solo por breves momentos para recibir masajes debido a contracturas musculares. Las condiciones climáticas extremas fueron otro reto significativo. “El frío fue increíble. Tuvimos un grado a la siete de la mañana del domingo y el sábado a la siesta mucho calor”, comentó Luciano sobre la prueba, que comenzó a las 9 de la mañana del sábado y terminó 24 horas después.

DURAS CONDICIONES. Durante las 24 horas de la Ultramaratón, Luciano López debió soportar temperaturas extremas.

Según cuenta el corredor, muchos quedaron fuera de la competencia por hipotermia, pero él logró adaptarse usando ropa más abrigada de la que acostumbra. “Me preparé cinco meses a un riguroso régimen de entrenamiento, que incluía tanto trabajo físico como mental. Es fundamental estar bien en esos dos aspectos. El cuerpo te pide parar constantemente debido al desgaste, pero la mente debe ser fuerte para continuar”, enfatizó.

Su entrenamiento incluyó sesiones con un psicólogo deportivo, una dieta estricta y un descanso adecuado. “Los días previos a la competencia son de mucho descanso para llegar lo mejor posible al día de la Ultramatón, pero en ese momento es cuando más se debe trabajar la cabeza. La ansiedad crece exponencialmente”, advirtió.

López comenzó a tomarse seriamente el entrenamiento hace nueve años, cuando se dio cuenta que quería competir. Hasta ese momento, él encontraba en los deportes (también practicó padel y fútbol) una actividad recreativa que funcionaba como un “cable a tierra” para desconectarse de la rutina. “Comencé con carreras en atletismo con competencias de 10 kilómetros, progresando a distancias mayores y finalmente a ultramaratones”, recordó.

Esta evolución en su carrera refleja su fascinación por las largas distancias y la exigencia física y mental que estas implican. Además de ser un atleta, López es licenciado en Higiene y Seguridad en el Ingenio Concepción en Banda de Río Salí, y dirige una academia de corredores en Tafí Viejo. “Lo que empezó como un hobby, se ha convertido en una parte integral de mi vida. Ahora lo tomo tan en serio como a mi trabajo”, explicó el oriundo de “La Ciudad del Limón”.

A pesar de las lesiones y desafíos, su determinación lo impulsa a superarse continuamente. Su próximo objetivo es participar en otra Ultramaratón en agosto, aunque está evaluando si competirá en la modalidad de 12 horas debido al desgaste físico de la reciente carrera.

“Se va a correr en el parque 9 de Julio. Ahora estoy con algunas molestias típicas que siente el cuerpo después de una carrera de estas características, pero quiero competir. Si no corro las 24 me anotaré en 12 horas, pero la idea es no perderme el evento”, afirmó.

Para Luciano, correr es mucho más que un deporte; es una forma de vida.  “Yo soy muy feliz corriendo. Todo lo malo que me pueda suceder en un día yo me mentalizo que se me va a pasar a la hora de salir a la pista”, dijo.

“Ese cansancio que siento al final del entrenamiento es impagable. En la academia tratamos de transmitirles el mensaje a los más chicos, hacer que conozcan todos los beneficios que van a tener por practicar este deporte que es tan lindo. Para nosotros es un estilo de vida, nos gusta vivir de esa forma”, añadió.

López es consciente de que la actividad deportiva ocupa un segundo plano en su vida, debido a las obligaciones laborales y familiares a las que también debe entregarle tiempo. Ese sacrificio no hace más que transformarse en ganas por seguir tras su pasión. “No vivo de esto y me cuesta un montón, porque no es para nada barato. Al nivel que estoy compitiendo es necesario cambiar zapatillas cada cuatro o cinco meses y eso es un presupuesto. Uno trata de comprar todo lo que se pueda, hay que darse maña y hacerlo. En definitiva esto es salud, es vida”, relató.

Mientras se prepara para la Ultramaratón de agosto, López valora lo conseguido hasta aquí en sus años de competencia. “Los logros llegan y siempre te satisfacen. Te van sumando porotos para la sensación de alegría, para lo que es la motivación y que además alegra a otras personas que te acompañan. Muchos te escriben por redes, te dicen que gracias a vos empezaron a entrenarse o que los hijos comenzaron a correr y eso es un orgullo”, relató.

Después está la otra cara de la moneda. “Hay amigos que se enteran y te dicen ‘estás loco para correr 24 horas’ y sí, tenes que estar medio loco para hacer algo así”, asume entre risas, quien corrió su tercera Ultramaratón y se quedó con un cuarto puesto que atesorará en lo profundo de su corazón, pues cada paso, metro o kilómetro dado, es una caricia al alma para él.