La historia del Balón de Oro ganado por Diego Armando Maradona por su actuación en el Mundial de México 1986 sumó un nuevo y significativo capítulo. La Justicia francesa prohibió la venta de este trofeo y ordenó su incautación mientras se resuelve una disputa sobre su propiedad.

La casa de subastas Aguttes de París había planeado subastar el trofeo el 6 de junio, en lo que podría haber sido una venta récord para un objeto deportivo. Sin embargo, a pesar de que inicialmente la Justicia desestimó el reclamo de la familia de Maradona, la Corte de Apelación de Versalles finalmente falló a favor de los herederos del futbolista, quienes argumentan que el trofeo, reaparecido en 2016 tras casi tres décadas, fue robado de una caja fuerte en un banco en Nápoles en 1989.

"Nos satisface esta decisión que responde a nuestras demandas y tranquiliza a mis clientes. En el plazo fijado de tres meses, presentaremos las alegaciones pertinentes", declaró Gilles Moreu, abogado de los cinco herederos de Maradona (Diego Armando Maradona Sinagra, Dalma y Gianinna Maradona, Jana Maradona y Diego Fernando Maradona) en diálogo con EFE.

No obstante, Moreu anticipó "una batalla legal larga" para determinar la propiedad del trofeo, ya que actualmente existen dos procedimientos en marcha: uno por la vía penal y otro por la civil.

Hasta el recurso presentado por los Maradona, Abdelhamid B. era considerado el dueño legal del trofeo en Francia, habiéndolo comprado de buena fe por 1,20 euros en una subasta menor en París, sin saber que se trataba del Balón de Oro. Además, transcurrieron tres años sin que nadie de la familia Maradona lo reclamara, consolidando su posición como propietario legal.

Abdelhamid B. tenía la posibilidad de vender el trofeo en la subasta de Aguttes por una cifra estimada de más de 10 millones de euros, según la propia casa de subastas. Sin embargo, la incautación del Balón de Oro refleja el temor de la familia Maradona a que el trofeo vuelva a desaparecer.

El objeto será trasladado de la casa de subastas Aguttes a las manos de un oficial de Justicia, quien lo custodiará hasta que se resuelva el litigio sobre su propiedad. Este episodio añade un nuevo capítulo a la legendaria historia de uno de los trofeos más emblemáticos del fútbol mundial.