Dicen las estadísticas que cada cinco segundos se erosiona una superficie de suelo equivalente a una cancha de fútbol. ¿Lo imaginás? ¡Cuánta biodiversidad perdemos por día! Lo peor de todo es que es casi imposible regenerar lo que desaparece: para formar tres centímetros de tierra vegetal se requieren 1.000 años. Sí. Los números no dan, pero no hay que desanimarse. Es momento de tomar conciencia y actuar: los ecosistemas de todo el mundo están en peligro, y en nuestras manos está la esperanza. Por eso hoy, en el Día Mundial del Medio Ambiente, el lema “Nuestras tierras. Nuestro futuro” invita a “hacer la paz con las tierras”.
Restaurar el suelo, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía. A eso convoca este año la efeméride, establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Es que lo referente al suelo es un grave problema que, en general, se minimiza. Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial. El número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 -advierte la ONU- y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050.
El Día del Ambiente será honrado con una nueva carrera para la sustentabilidadSiempre se dice que, en este contexto de crisis, Argentina está bendecida. El nivel de deterioro de los suelos parece ser inferior al de otros continentes. Pero, ¿qué tan ciertas son esas declaraciones?, ¿cuál es la situación de Tucumán?
Aclarando el panorama
El rumor es más o menos cierto, confirma a LA GACETA Agustín Sanzano, jefe de la sección Suelos y Nutrición Vegetal de la Estación Experimental Obispo Colombres. “No es que nuestros suelos estén mucho mejor, pero sí parte de la base que tiene América Latina es de muchos recursos naturales y una población con menor presión sobre ellos. Esto permite tener mayores expectativas o esperanzas en que estos fenómenos de degradación, que sí ocurren, no sean tan intensos como en otros continentes como Europa o Asia, en los que hay menos recursos naturales y una presión muy grande sobre los que hay”.
Sanzano -que además es docente titular de la cátedra de Edafología (estudio del suelo) de la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT)- explica que la degradación del suelo acontece desde diversas aristas. “Si lo entendemos como un recurso, que no es solamente nutrientes, sino biodiversidad, ese deterioro se da desde distintos puntos. Uno de ellos es el de la extracción de esos nutrientes; cuando la extracción supera la reposición, que es lo que ocurre en la mayoría de los suelos, se degrada el recurso. En Argentina y en Tucumán no escapamos a las cuestiones generales: subfertilizamos la tierra y la degradamos químicamente. Pero ese no es el único deterioro del que debemos cuidarnos: la erosión hídrica es un problema. Hay un estudio, de hace unos años, que estima que unas 110 mil hectáreas en la provincia tienen esa degradación. Y, obvio, hay otros tipos, como la desertificación, que es producto del cambio climático por la acción del hombre. Esto último no podemos permitirlo, porque el país ya tiene muchas regiones áridas o semiáridas. Y eso es algo que puede sucedernos en la zona de los Valles Calchaquíes, en donde ya hay áreas áridas”, comenta.
En la provincia las problemáticas cambian según la ubicación. La erosión hídrica -indica Sanzano- se da más en zonas de piedemonte, donde hay caña, citrus, tabaco y otros cultivos, y también en la llanura chacopampeana (Burruyacu y Cruz Alta, entre otros lugares). El hídrico es el principal desafío que enfrentan los suelos tucumanos; en segundo lugar, viene la extracción de nutrientes, sobre todo en lo que se llama “llanura deprimida” (el área central, que integra municipios como Famaillá, Monteros o Simoca).
Pasos a seguir
“Podemos identificar zonas en buen estado, en estado regular y en malas condiciones. Tucumán es una provincia bastante bendecida por las condiciones agroclimáticas que tenemos. Somos más húmedos que el resto del norte y tenemos suelos en mejores condiciones, sí, pero tenemos otros que tienen 150 años de cultivos en forma sostenida”, resume Sanzano. Y entonces, ¿qué podemos hacer para mejorar la calidad de la tierra? Bueno, la ONU da algunas recomendaciones. Es que, según sus estadísticas, más de 2.000 millones de hectáreas de la tierra mundial están degradadas; eso afecta a más de 3.000 millones de personas y “los gobiernos y las empresas tienen un papel destacado que desempeñar para revertir el daño que la humanidad ha hecho a la Tierra”, afirma Bruno Pozzi, director adjunto de la División de Ecosistemas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). En un comunicado difundido para esta efeméride, dan siete consejos para participar de la restauración de sistemas: 1) hacer más sostenible la agricultura, 2) salvar los suelos con labranza cero y otras técnicas de riego, 3) proteger los polinizadores, 4) restaurar los ecosistemas de agua dulce, 5) renovar las zonas costeras y marinas, 6) devolver la naturaleza a las ciudades y 7) generar financiación para la restauración.
Mientras tanto, poner el tema sobre la mesa es clave. Pensar y entender que los humanos necesitamos rever nuestra relación con el planeta es el primer paso. “La vida de la humanidad parte del ámbito ambiental. Eso abarca a todos los recursos naturales y abarca nuestra vida, que se sostiene de ellos. No tenemos que decir ‘cuidemos el planeta’. Tenemos que cuidarnos nosotros; la Tierra tiene una vida etaria distinta a la de la humanidad... Por más daño que le hagamos al planeta, repercutirá en nosotros. Vamos a desaparecer. Y esto es algo que tenemos entender: si seguimos como hasta ahora, se van a potenciar los efectos del cambio climático, seguirá aumentando la temperatura y se van a producir más desequilibrios, lluvias y sequías. Tenemos que detener el deterioro para seguir”, reflexionó en diálogo con este medio Andrés Renolfi, a cargo de la Dirección de Protección Ambiental de la Provincia.
El funcionario considera que esta fecha es una oportunidad perfecta para poner sobre la mesa la necesidad de inculcar educación ambiental en la escuela y otros ámbitos. “Si no entendemos que nosotros tenemos que salvarnos, nos estamos condenando. La educación es lenta y no es fácil, pero se tiene que hacer. Tenemos que acompañar y educar cómo podamos, en casa a nuestros hijos y en toda la actividad, pública y privada”, advierte.
Promesa al Medio Ambiente: jura de alumnos de 5° grado de diversas escuelas
La importancia de generar conciencia sobre el cuidado del medio ambiente se verá reflejada en una actividad que se realizará esta tarde en un predio de la zona sur de la capital.
El predio está ubicado en la calle Gonzalo Casas, a la altura de avenida Independencia al 3.600 (frente a la Escuela Mutual Policial), y tiene la particularidad de que fue recuperado por los vecinos de la zona para convertirlo en un punto de encuentro y de recreración. Allí, los alumnos de 5° grado de tres escuelas: la N° 248 Juan Luis Nougués, la Silvano Bores y la Alfredo Cosson harán la promesa al medio ambiente, una jura que se lleva a cabo por primera vez en la provincia.
“En diversas partes del mundo se busca a través de eventos y actividades múltiples impulsar a todos sus habitantes a convertirse en agentes conscientes y activos en la conservación del medio ambiente”, destacaron los organizadores del evento en un comunicado de prensa.
El espacio será reforestado con plantas de jardín y árboles que pondrán los chicos y representantes de la comunidad. Además, los docentes prepararon números artísticos y los chicos van a actuar con temas alusivos al cuidado del medio ambiente.
Se espera la presencia de las principales autoridades de la Provincia y de la Municipalidad.