Mañana quedará inaugurada en el predio de la Sociedad Rural, en San José, una Feria del Libro nutrida por numerosas actividades y por un variopinto abanico de apellidos de figuración nacional. Se trata de una iniciativa privada, llamativa por su duración, ya que se extenderá hasta el 16 de junio. Toda una apuesta por la cultura, imbricada además por la saludable cantidad y calidad de iniciativas alumbradas este año en Tucumán con las letras como combustible. Es que en tiempos de crisis, nada mejor que un libro: con esa consigna podría leerse este momento histórico.

Felipe Pigna, Dolores Reyes, Guillermo Martínez, Sandra Siemens, Cristina Pérez, Víctor Hugo Morales, Matías Muzillo, Cecilia Ce, Mery Figueroa y Osvaldo Quiroga son algunos de los invitados que durante 10 días pasarán por la Feria, montada en un espacio al que los tucumanos conocen de cerca, ya que allí se realiza cada septiembre la tradicional Expo. En paralelo se organizarán mesas panel de las más diversas temáticas, presentaciones de libros, rondas de lectura y debates orientados a maridar las letras con otras ramas del arte y, claro está, con la compleja situación política, social y económica que vive el país. Tratándose de un evento privado la entrada será arancelada, al igual que el acceso a determinadas conferencias. Se anuncian además espectáculos musicales, venta de artesanías y una oferta gastronómica de food-trucks.

La Rural le abrirá su puerta a la ilustración ciudadana pocos días después del Mayo de las Letras, convocatoria del Ente Cultural que este año llegó a las 20 ediciones. El festival también contó con su propia Feria del Libro Regional, instalada en esta ocasión en la sede de San Martín 251. Las estrecheces presupuestarias de la época obligaron a comprimir el Mayo a menos días de los habituales, lo que no le restó intensidad ni hierro a su programación. Estuvo enfocado a la producción de los escritores tucumanos y concluyó en el teatro San Martín con un homenaje del Ballet Estable a Lola Mora. Fue, además, un Mayo con perfil federal, ya que albergó actividades en distintos puntos de la geografía tucumana.

El pasado fin de semana se desarrolló otra Feria del Libro, con otra impronta y en un escenario muy distinto: Tafí del Valle. Y para el mes próximo está confirmada la realización del Festival Internacional de Literatura Tucumán (FILT), nada menos que en su octava edición, y con la invitación a una gran escritora como es Selva Almada.

Estas carteleras encuentran un basamento en el sólido nivel de producción que mantienen las letras tucumanas, tanto desde las editoriales oficiales como de los sellos independientes. A todos les duele el bolsillo a causa de costos que se dispararon, y seguramente este año bajará el número de publicaciones. Pero eso no ha menguado el volumen de producción de escritores y escritoras que exploran los más diversos géneros. Lo que hacen las ferias, precisamente, es conectar a esos creadores con el púbico, de allí su importancia.

“El libro adquiere una significación muy especial en estos momentos”, subrayó Liliana Heker durante el discurso de apertura de la reciente Feria del Libro de Buenos Aires. Y consignó: “en nuestro país, en suma, el libro importa. Y ese es un dato nada desdeñable acerca de cómo somos. O de cuáles son nuestras posibilidades”.

Vale la pena detenerse en estos conceptos de una intelectual de la talla de Heker para dimensionar la trascendencia del tema que abordamos. “El acto de leer permite un diálogo libre y personal con cada cuestión en la que un lector elige sumergirse -sostuvo-. Me refiero a la ciencia, a la filosofía, a la historia, a las religiones, al análisis político o económico o jurídico, al humor, a la mitología, al testimonio, a la biografía. Por eso, al referirme al libro estoy aludiendo a todo el amplio arco de la cultura. Y, en particular, a una condición asociada a la lectura, e irreemplazable: saber leer”.