Mientras la Argentina sufre las consecuencias de la imprudencia fiscal y monetaria de los últimos años, la mayoría de los países de Latinoamérica está en otra sintonía. Según un reporte de GMA Capital, en los países de la región hubo planes de estabilización para normalizar su economía. Localmente, luego del mayor freno a la inflación desde la salida de la hiperinflación, no está claro si la política económica de los últimos meses, por sí sola, podría ser considerada como un plan de estabilización, plantea la consultora. A pesar de esta discusión, la vasta experiencia estabilizadora deja al menos cinco aprendizajes que el equipo económico debería tener en cuenta para el éxito de la normalización, plantean los economistas Nery Persichini y Mateo Carrasco.

• Primero, no existen recetas universales que sean aplicables en todos los países.

• Segundo, la disciplina fiscal es una condición necesaria, pero no suficiente para normalizar la inflación.

• Tercero y cuarto, la recesión y la apreciación real son fenómenos inicialmente inevitables.

• Y, por último, la importancia de las reformas estructurales.

Los inversores están expectantes respecto del futuro de la Ley Bases y del paquete fiscal en el Senado. De eso depende, en gran medida, la sostenibilidad del plan del presidente Javier Milei, basado en el superávit.

Cinco enseñanzas: el escenario económico

La desaceleración de la inflación es un hecho en la Argentina. Desde el 25,5% de diciembre pasado, las mediciones del IPC han sido cada vez menores respecto del mes anterior. Abril, el último mes con información oficial, registró una suba del 8,8%, mientras que las estimaciones privadas de inflación para mayo se ubican por debajo del 5,8%. Hacia adelante, el mercado está poniendo en precios un incremento mensual del costo de vida en torno del 3% hacia inicios del año que viene, indica GMA Capital. Pero   mientras la Argentina sufre las consecuencias de la imprudencia fiscal y monetaria de los últimos años, la mayoría de los países de Latinoamérica está en otra sintonía. “Los vecinos han aprendido de las experiencias estabilizadoras de la década de 1990, y desde aquel entonces el problema de la inflación no está presente en la coyuntura”, advierte en su reporte. Solo se ve en los libros de historia. ¿Qué debe tener un plan de estabilización? Según los analistas, los planes combinan la política fiscal, monetaria y cambiaria, junto con reformas estructurales, y el apoyo político y social. Según GMA, el equipo que lidera el ministro de Economía Luis Caputo debería tener en cuenta al menos cinco aprendizajes sobre los procesos en la región para el éxito de la normalización en la Argentina.

1) No existen recetas universales

Cuando analizan mecanismos de estabilizaciones se busca una fórmula maestra que pueda ser aplicada en todos los casos de alta inflación. Sin embargo, la práctica ha demostrado la imposibilidad de esto. La década de 1990 da cuenta de ello a través de lo que se denominó el Consenso de Washington. “Disciplina fiscal, reforma tributaria, devaluación de la moneda, unificación y liberalización del tipo de cambio y apertura comercial. Estos fueron algunos de los puntos consensuados para la corrección de los equilibrios macroeconómicos de la época. Mientras que durante los primeros años de su aplicación se trató de un set de medidas exitoso, para fines de la década las reformas no habrían sido suficientes”, describe GMA. La generalización de las medidas y su rigidez fueron el talón de Aquiles de algunos programas (como la convertibilidad). Es que los puntos de partida de las distintas naciones diferían entre sí, por lo que una adaptación y políticas de reajuste a lo largo de los años fueron necesarias. Que no haya una receta universal, no implica que los planes de estabilización exitosos no tengan “ingredientes” en común.

2) La disciplina fiscal es una condición necesaria, pero no suficiente

Los hechos demuestran que los planes exitosos son de base ortodoxa (ajuste fiscal), pero que para ser sostenibles necesitan un componente heterodoxo. El equilibrio de las cuentas del Estado permite frenar la emisión monetaria para asistir al fisco, problema principal de las economías con alta inflación crónica. Sin embargo, aun cuando la monetización del déficit haya cesado, las expectativas de los agentes podrían estar desalineadas con el programa económico, o en simultáneo, los altos niveles indexatorios podrían traccionar la inercia inflacionaria. En este sentido, el rol del ancla nominal juega un papel fundamental.

3) No se puede evitar la recesión

Los análisis demuestran que, en un plazo de al menos cinco años, la mayoría de las economías experimenta un período de expansión y otro de recesión, aunque el orden de esto puede variar. ¿De qué depende? Entre otras cuestiones, del ancla nominal seleccionada, indica GMA. Aquellos planes basados en un tipo de cambio fijo son altamente expansivos en los primeros años, y luego corrigen, estabilizándose en su crecimiento de largo plazo. Una de las explicaciones es el comportamiento de la tasa de interés. Ante la suba del tipo  nominal y su anunciada fijación, la tasa local debería arbitrarse con la tasa internacional. Partiendo de niveles de alta inflación, es usual que este reacomodamiento implique un recorte del costo de la liquidez, proveyendo un impulso del crédito en la economía. Así, se abarata la decisión de consumir e invertir, apuntalando momentáneamente la actividad. Por el lado opuesto, elegir de ancla una variable monetaria implica la necesidad de utilizar como herramienta la tasa de interés, cuyas subas repercuten en la actividad en el corto plazo. Esta imposibilidad de sortear la recesión a la hora de estabilizar, pero sí de elegir el camino correcto se asemeja a la enseñanza de Buda: “el dolor es inevitable, el sufrimiento es optativo”.

4) Fortalecimiento de la moneda local

La apreciación real es otro fenómeno ineludible en todas las estabilizaciones. Por ello, teniendo en cuenta esta dinámica, aquellos países que optan por fijar el tipo de cambio nominal previamente la cotización de la divisa norteamericana experimenta un salto. Con respecto al apego de un ancla nominal, la clave está en partir de una situación normalizada de precios relativos. En otras palabras, aspectos como el atraso cambiario y el retraso de tarifas deberían estar solucionados antes de diseñar el ancla.

5) Las reformas estructurales

Con la misma relevancia que la ejecución de las correctas políticas monetarias y la consolidación fiscal, las medidas de impacto en la microeconomía son claves para consolidar la normalización. Con instituciones débiles (años de dominancia fiscal y entornos poco amigables para los inversores), la incertidumbre y volatilidad fueron la norma antes de cada plan de estabilización. De esta manera, las reformas son fundamentales para generar los incentivos correctos y que así, los individuos y empresas formen expectativas positivas sobre la sostenibilidad y el camino descendente de la inflación. Según GMA, lo peor de la suba de precios ya pasó. “Para que la tasa mensual de inflación rompa con su componente inercial y la actividad repunte traccionada por las empresas productivas, las reformas estructurales deberán ser aprobadas en el Congreso, mientras que las restricciones cambiarias deberán flexibilizarse”, finaliza.