Un sable katana (espada de filo único y curvado) propio de los samurais o un clásico kimono, así como cerámicas y hasta una vidriera dedicada a la manga, se pueden visitar en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265) hasta el fin de semana.
Por supuesto, no faltan las grullas de papel, el origami hecho leyenda de buena suerte.
La exposición “Japón secreto: Tesoro de lo cotidiano” está presentada por la asociación japonesa y muestra indumentaria, objetos y cuadros referidos a la cultura de ese país; una aproximación a las riquezas materiales del pasado y presente, se indica.
Si es verdad lo que sostenía Roland Barthes que “todo significa aunque no esté puesto en función de significar”, no es el caso de esta cultura, donde hasta el más pequeño gesto, o una inocente línea representa algo.
La katana es una espada de filo único y curvado y para muchos su corte no daba posibilidades al que lo sufría. Es una de las favoritas de esta exhibición, seguramente porque su presencia en el cine ha sido sostenida. Cómo no recordar la famosa escena de la película de Quentin Tarantino “Kid Bill” (I) cuando el personaje protagonizado por Uma Thurman con uno de estos sables da una gran batalla contra más de 50 asesinos de la yakuza.
Manga
En una sección especial pueden verse imágenes de manga, que realizó la ilustradora tucumana Cece Plunk: es el gran atractivo de historietas o cómics sobre todo para los más jóvenes, que crece en distintas agrupaciones urbanas.
La influencia de la manga en las expresiones artísticas es innegable. En esta ciudad, hay locales específicos donde pueden encontrarse esta clase de dibujos con sus narraciones.
El método Soji: un ritual japonés milenario para ordenar la casa en 15 minutosCuando se ingresa al espacio céntrico vale, en oportunidades, detenerse en las vitrinas y en la librería, en esos espacios por donde se circula sin mirar, y solo viendo.
Allí estos “tesoros” del país oriental exhiben un pasado, aunque ameritaría, igualmente, una exposición de su presente tan imponente (basta ver la película de Wim Wenders, “Días perfectos”). Recientemente, la escritora de esa descendencia, Alejandra Kamiya, participó en el Mayo de las Letras del Ente Cultural, con cuentos que sugieren una estética contemplativa particular y despertó interés.
Leyendas
Sadako Sasaki fue una niña que contrajo leucemia a raíz de la explosión nuclear de Hiroshima de 1945. Cuando tenía 12 años, se propuso hacer mil grullas de papel para que se concediera el deseo de recuperarse de su enfermedad.
De allí se extendió la leyenda japonesa de Senbazuru que cuenta que a cualquier persona que haga 1.000 grullas de papel le será concedido un deseo. Las grullas son aves, claro está; son origami, una técnica artística que hasta hace poco tiempo, estaba en la agenda permanente del Centro Virla. Las grullas también se pueden advertir en una intervención artística con los colores de las banderas, firmadas por Kanazawa (antigua ciudad de los samurais).
En unos metros, apenas, pueden apreciarse cerámicas chawan, de Christian Centurión y paños sashiko (una costura del siglo XVII) de Maby Romero. No faltan las paletas de juego hagoita, que siguen vigentes en determinadas fechas, según se puede constatar entre los expertos en su estudio.
Paños bordados
Un tema distinto son las muñecas y las técnicas de estampado; los muñecos hino. Los karukiri no pueden soslayarse en la muestra, así como unas especiales telas, paños bordados con una prolijidad manifiesta que cuentan historias del mismo país.
Un kimono real se luce en uno de los espacios, con notas informativas sobre los tocados. Un traje que se mantiene para jóvenes, chicas solteras y geishas.
Letras y cine
En su libro “El imperio de los signos” Roland Barthes intentó “leer a Japón” y se detuvo en el saludo, los haikus, bunraku (teatro de marionetas), la comida y el descentramiento arquitectónico. Una difundida película de Sofía Coppola, “Perdidos en Tokio”, sitúa en esa gran ciudad la historia de una compleja relación de un hombre y una mujer, ajenos, sin comprender la cultura donde se hallaban.