La clase media tucumana resigna consumo en el supermercado, pero no en el relacionamiento, es decir, en su estatus social. La crisis económica ha golpeado el bolsillo en todos los segmentos sociales. Y hoy, como sucedió a fines de 2001, el tucumano se ajusta más el cinturón para capear la recesión.

El principal problema que los tucumanos manifiestan tener en sus vidas cotidianas es el sueldo que cada vez alcanza menos (30%). A medida que aumenta la edad, más son quienes se encasillan en esta preocupación, señala el Estudio de Opinión realizado por Sociología y Mercado Grupo Consultor. La actualización de las tarifas de los servicios públicos privatizados ocupa el segundo lugar de las inquietudes. El 22% de los que participaron en el sondeo respondieron que los reajustes en las boletas de los servicios les inquieta. Y esto se profundiza en los grupos etarios de mayor edad. Tal vez por las experiencias o crisis pasadas, aquellos que tienen 60 años de vida o más manifiestan su malhumor por la situación presente y observan con preocupación lo que puede suceder en el futuro, afirma a LA GACETA Roxana Laks, directoria del grupo consultor.

En el sondeo efectuado durante el mes pasado hay rasgos similares a las respuestas que los ciudadanos tucumanos exteriorizaron en la profunda crisis socioeconómica de fines de 2001. Sin embargo, también es marcada la esperanza de que la situación económica tiende a mejorar por aquello de que “estamos mal, pero vamos bien”.

Según el estudio, “es marcada la disminución de compras en supermercados y almacenes (52%), las que mayoritariamente responden al rubro alimentos”. Las clases superior y media son las que más sienten el impacto en este tipo de consumos, que pasaron a formar parte de una proporción importante de sus ingresos, indica el reporte, como una muestra de la tendencia a cubrirse de los aumentos en lo más sensible de la vida cotidiana: la alimentación.

“Si bien se puede pensar que previo a 2024, ya existían restricciones de consumos, sobre todo en los sectores socioeconómicos medios, hoy observamos una fuerte disminución de aquello que se supone indulgente: salidas y compras de indumentaria. En este ajuste, también pueden incluirse las actividades deportivas y las educativas extracurriculares, entre otras, aunque en estos últimos casos las restricciones son menores en la clase media. ¿Por qué? Laks responde que se debe al relacionamiento, a lo social y a lo cultural. “Puede ajustarse por el lado de la salud o de la recreación, pero la clase media no está dispuesta a resignar lo aspiracional”, acota.

Percepciones

En forma general, aquellos tucumanos que participaron del estudio manifestaron que el principal problema que vive actualmente la provincia de Tucumán es la corrupción (20%). Los bajos salarios (13,8%) y la falta de oportunidades laborales (13,5%) continúan la lista de problemas que se identifican.

Son los grupos de jóvenes quienes lideran comparativamente la mayoría de las preocupaciones.

Desaceleración

Respecto de las opiniones de los tucumanos acerca del principal problema que vive hoy la Argentina, la inflación (33,3%) casi duplica numéricamente las respuestas a la corrupción (17,3%), a la que se ubica en segundo lugar, según Sociología y Mercado.

La presión inflacionaria viene cediendo en los últimos meses. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) arrojó un aumento de 4,3% en mayo, desacelerándose 4,5 puntos porcentuales respecto a la medición oficial de abril (8,8%), según las estimaciones de la Fundación Libertad y Progreso. De esta manera, en los primeros cinco meses del año el IPC acumula una suba de 72,1%. La variación interanual alcanza el 276,9%, mostrando la primera desaceleración en 10 meses.

La inflación núcleo se ubicó en el 4,8%, manteniendo la tendencia del mes anterior. Los regulados presentaron una suba del 4,0%, desaceleración que se explica más que nada por la postergación de los aumentos en electricidad, gas y combustibles.

“Estimamos que en junio tendrá mayor incidencia la actualización de tarifas, con lo cual podría cortarse la desaceleración del índice de precios”, puntualiza el reporte de la entidad. Aún sin confirmación oficial de la actualización, acota la fundación, “no se puede cuantificar el impacto, aunque probablemente termine aportando algún punto adicional en sobre el IPC general. Por su parte, el incremento en combustibles no tendría una incidencia significativa en el próximo mes”.

Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, señala que “el dato pone al desnudo la fuerte desaceleración que han tenido los precios no regulados. Esto hace ver como muy probable que haya una recuperación de los salarios reales en mayo, dado que están ajustando por una inflación pasada que es mayor. No solo eso, sino que la baja de la inflación es equivalente a una baja de impuestos, en especial para las familias de bajos y medios ingresos, que son las que más proporción de pesos tienen en relación a su riqueza”.