Marta Ramos es la directora de la OEM (Organización Editorial Mexicana), la cadena de medios impresos más grande de América latina, a cargo de la edición de 44 diarios. Ramos inició y ejerció gran parte de su carrera periodística en El Universal. Es la presidenta de la Alianza de Medios MX, la organización más representativa de la prensa de su país. El año pasado fue elegida presidenta del Foro Mundial de Editores. Es la tercera mujer, y la primera de habla hispana, en ocupar ese cargo.

- ¿Cuáles son los grandes temas este año en el Foro Mundial de Editores?

- Se juntan muchas crisis en torno al oficio del periodista en la calle. Las guerras, las persecuciones judiciales, la polarización, el auge del totalitarismo. Cada vez es más difícil el trabajo de quienes investigan y recogen información. Por otro lado, la sustentabilidad de la industria requiere recuperar la audiencia perdida, mantener la credibilidad, combatir los muros de desinformación. Se suma la irrupción, desde hace poco más de un año, de la Inteligencia Artificial. Hoy soy más optimista, veo una revalorización del trabajo periodístico. Las conversaciones ahora mezclan tecnología y periodismo. Eso puede llevarnos a un modelo que permita seguir con nuestro trabajo. Muchos pronósticos fallaron. Se hablaba del fin del papel y los impresos siguen aquí porque hay lectores y anunciantes que los piden. Vemos suscripciones, diversificación, publicidad digital, apoyos internacionales pero es cierto que todavía es complicado encontrar un modelo estable de negocio. Con la Inteligencia Artificial se abren preguntas. Hasta dónde nos podremos apoyar en ella para potenciar procesos, verificación, traducciones.

- En la relación con las empresas tecnológicas con los medios vemos actitudes diversas. Meta retirándose del mundo periodístico, Google renovando acuerdos con muchos jugadores, Open AI con pocos. ¿Cómo analizás esa diversidad?

- La nueva presidenta de Wan-Ifra se planteaba la posible correlación entre el hecho de que Dinamarca sea el segundo país del mundo en los indicadores de libertad de expresión y también el segundo en los indicadores de felicidad de su población. Y concluía que quizás podía explicarse por la fortaleza y transparencia de su estado y de su prensa. América latina tiene muy poca transparencia y gobiernos que suelen atacar a los medios. Las regulaciones de las tecnológicas en la Unión Europea, en materia de derechos de autor o de posición de mercado, se vinculan con estados que defienden la libertad de expresión. En Australia y en Canadá, donde también hay regulaciones, ocurre lo mismo. Brasil iba en esa dirección pero le faltó esa fuerza. Lo importante es el convencimiento de los estados del papel básico del periodismo para una sociedad abierta, participativa, democrática. En México, por ejemplo, había una presencia muy fuerte de la publicidad oficial. Y el actual gobierno la cortó, de un día para otro, a machetazos. Eso generó recortes abruptos de personal, de periodismo de investigación, de recursos que diferenciaban a las marcas y al periodismo hiperlocal, que creo que es fundamental. Los grandes movimientos, los grandes cambios legales, las grandes tragedias empiezan siempre en los pequeños pueblos. Eso se registra solo con periodismo; no está en internet antes de que sea cubierto.

- Marty Baron cree que si hay un nuevo gobierno de Trump no habrá un nuevo boom del periodismo. En América latina ese efecto de crecimiento de audiencias y suscripciones no se generó ante la irrupción de los gobiernos populistas. ¿Por qué crees que eso pasó y pasa?

- Baron cree que ese boom no se repetirá porque los lectores ya conocen el fenómeno. Hay un agotamiento que genera la política y nos impacta a todos. La sensación de que de las elecciones surgen los mismos candidatos o partidos, una y otra vez. Hay un desencanto que afecta a los jóvenes. Los grandes cambios sociales los promovían movimientos juveniles y hoy no vemos esa dinámica. Tampoco vemos el hambre que teníamos, cuando éramos jóvenes, en el periodismo. Además pasa que los candidatos antisistema no aguantan más de un período porque no tienen nada detrás. Un nuevo desencanto. Eso también afecta a los medios que perdieron conexión con sus audiencias. Durante la pandemia los medios tuvieron su boom porque la gente necesitaba información certera para tomar decisiones vitales. La gente le creía más a los medio que al secretario de Salud. Pero los medios no aprovecharon eso cuando terminó la pandemia.

- Este domingo hay elecciones presidenciales en México y ganará por primera vez una mujer presidente porque son dos las candidatas con chances. ¿Cómo ves el escenario?

- Tenemos elecciones presidenciales y locales. 33.000 candidatos; 22 de ellos asesinados. Una locura. Nosotros convocamos estudiantes de periodismo, este domingo, a la redacción. No saben cómo trabaja un medio y esa es una falla nuestra que hay que reparar. La candidata oficial es un misterio porque no se ha despegado del presidente y no sabemos bien cómo piensa. No anticipó nada de su posible gabinete. La otra candidata tiene detrás a buena parte de la “vieja política” que la gente no quiere. Algo infrecuente es el nivel de promoción para que la gente vaya a votar. Creo que habrá una gran participación y que de ella puede derivar una sorpresa. Curiosamente ninguna de las dos ha hablado sobre su política de género. Tampoco han hablado sobre su política internacional, que quedó tan dañada con el actual presidente. Ni han hablado claramente sobre seguridad, en momentos en que hay una enorme e inquietante presencia de militares en muchos planos que van más allá de la lucha contra el narcotráfico. Tuvimos una campaña ruidosa pero con poca sustancia.

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