La Iglesia San Francisco, clausurada desde 2018 por riesgo de derrumbe, está viviendo una transformación significativa gracias a un ambicioso proyecto de restauración. Desde 2019, la municipalidad de la capital y una comisión de expertos, liderada por la arquitecta Olga Paterlini de Coach, están trabajando arduamente para devolverle a este histórico templo su esplendor original.
Inaugurada en 1887, la Iglesia San Francisco no solo es un lugar de culto, sino un tesoro patrimonial de gran importancia para la comunidad tucumana. Miles de fieles y visitantes han cruzado sus puertas, y ahora, después de años de deterioro, se están realizando esfuerzos exhaustivos para su recuperación.
LA GACETA estuvo esta mañana en el lugar. Y al ingresar al templo, uno puede sentir el peso de la historia bajo sus pies. Las baldosas que estamos pisando -según Olga Paterlini de Coach- podrían datar de la primera etapa de la plaza Independencia, convirtiendo cada paso en un recorrido por la historia misma.
Primera etapa de restauración
Luis Lobo Chaklián, Secretario de Obras Públicas de la capital, explicó que la primera etapa de restauración se enfocará en la fachada del templo, que da hacia el este.
Este trabajo incluye la recuperación de los colores originales del edificio. Tras un meticuloso estudio, se ha descubierto que los colores originales eran un fondo azul celeste, cornisas rosadas y ornamentos en color crema claro.
Estos colores, presentes desde 1887, serán restaurados, devolviendo a la fachada su apariencia auténtica.
El funcionario destacó el compromiso de la intendencia con los edificios históricos de la ciudad. "La Municipalidad se comprometió a desarrollar el proyecto en tres etapas, con desembolsos conforme avancen las obras. Esperamos que para el 9 de julio podamos inaugurar la primera etapa de la restauración de la fachada", afirmó.
Valor patrimonial
Olga Paterlini de Coach subrayó el inmenso valor patrimonial de la Iglesia San Francisco. "Desde un punto de vista arquitectónico, es una joya. La ornamentación interna, los retablos, la cúpula, todo tiene una calidad excepcional. Además, los valores paisajísticos son notables: caminar por la Plaza Independencia y ver este monumento al fondo es una experiencia única", comentó.
La restauración no solo embellecerá el templo, sino que también impulsará el turismo y revitalizará el centro histórico de Tucumán. Este proyecto se suma a otras iniciativas de recuperación de edificios históricos en la zona, creando un circuito de valor patrimonial inigualable.
Un espacio de paz
El jardín del claustro, antiguamente parte del convento de los franciscanos, es un remanso de paz en medio del bullicio del microcentro. "Este espacio transmite tranquilidad y equilibrio. Aquí, cualquier persona puede encontrar un momento de paz espiritual", destacó Lobo Chaklián.
No hay dudas que la restauración de la Iglesia San Francisco es más que un proyecto arquitectónico; es un acto de recuperación del patrimonio cultural y espiritual de Tucumán.