Al analizar la letra de alguien, podemos descubrir si una persona es segura, seria o responsable, entre otras aspectos. Pero también la escritura revela datos más abstractos de la personalidad como, por ejemplo, si alguien es espiritual o no.
Según la grafología, la forma, el tamaño y la presión que hacemos al escribir revelan aspectos inconscientes de nuestra personalidad.
Para los grafólogos, los óvalos - las letras a y o escritas en cursiva- son las huellas que imprimimos en papel, otra manera de demostrar lo que sentimos en realidad, ya que junto a la firma representa nuestro universo afectivo.
Los óvalos representan, también, la capacidad de adaptación y flexibilidad que tiene una persona; y, al mismo tiempo, pueden indicar sensibilidad, creatividad y apertura hacia nuevas ideas y experiencias.
Cómo saber si alguien es espiritual, según su letraÓvalos abiertos abajo: estas personas son puro instinto. Se mueven en el plano terrenal y disfrutan de las cosas materiales. Les gusta tener el control. Su demostración afectiva siempre es como un lado de la moneda, porque saben leer qué necesitan los demás. Para ellos, la pasión y la ambición son importantes. Ellos son los “buenos lobistas”.
Óvalos abiertos arriba: son personas idealistas, que no suelen exteriorizar sus sentimientos y que parecen distantes. Les atrae el mundo cósmico, lo espiritual y la búsqueda de la perfección. De vez en cuando pueden pecar de indiscretos y, si no bajan al plano terrenal, pueden volverse fantasiosos. Son los “perfectos escritores”.
Óvalos abiertos a la izquierda: ellos son muy introvertidos y tímidos. Sólo exteriorizan lo que les sucede con su núcleo más íntimo. Se sienten cómodos con poca gente porque les cuesta confiar. Su mundo interior es gigantesco pero siempre habla más de los otros y muy poco sobre sí mismos. Son “los ermitaños” por excelencia.
Óvalos abiertos a la derecha: son personas absolutamente comunicativas, extrovertidas, francas y sociables. Necesitan exteriorizar sus emociones, lo que puede tornarlos un poco indiscretos guardando secretos tanto propios como ajenos. La expansión es lo suyo: son los “grandes relacionistas públicos”.