Reconocimiento y gratitud a la Hna. Berta Amelia Povalej. Y si volviera a nacer haría que mis padres tomarán la mejor decisión sobre mi vida escolar, elegir mi educación mi formación en el Colegio Nuestra Señora de la Merced. ¿Y si me preguntan por qué? La respuesta es una: “la hermana Amelia”. Mujer de carácter y Fe. Apasionada por la educación de calidad. Visionaria. Precursora. La hermana de la caridad, la que te enseñaba a predicar desde y con  el ejemplo. Ni hablar de valores humanos, esos que te permiten crecer como persona de bien. El orden de ayer es la autodisciplina de hoy. El reconocer al otro como un hermano, el trabajo silencioso y significativo de la inclusión. Era severa, sí, pero buscaba desarrollar lo mejor de cada una de sus alumnas. ¿Cómo?  Recreando espacios únicos. Cuando la música en las escuelas no existía en La Merced se escuchaban distintos ritmos en los recreos... Cuando los consejos de sala y aula aún no estaban formados nosotras ya hablamos de delegadas por grado para trabajar en forma conjunta y aunar criterios. Cuando se hablaba de solidaridad y amor al que más lo necesitaba ahí estamos las voluntarias cada sábado. Fue única. Fue siempre ella. Nos hablaba muchísimo de todo, su cultura general era sobresaliente. Nos marcó el camino del amor a Jesús: “Sin cruz no hay triunfo”. Gracias, Hermana Amelia, por tu legado, sabiduría, coraje, por tu amor al más necesitado. Gracias por tu compromiso con esta, nuestra patria que no te vio nacer y que tanto hiciste por ella.

María Eugenia Ortiz                             

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