La visita de un especialista en atmósfera al programa “Panorama Tucumano”, donde contó la tarea que lleva a cabo con sensores para monitorear el aire en la provincia ha dejado inquietudes sobre problemas añejos y expectativas sobre posibles soluciones. Se trata de un asunto sobre el que no hay demasiada conciencia, a causa de que, salvo momentos críticos, no se percibe directamente y sus consecuencias tampoco de detectan en lo inmediato.

La polución se acentúa entre los meses de mayo y septiembre, que coinciden con la zafra, la cosecha del limón y el viento Zonda. “Los campos quedan desnudos, el viento levanta la tierra y la montaña hace de barrera, así que esa contaminación se encajona”, explicó el especialista, que añadió que otro foco importante de contaminación es la emisión de gases de los vehículos, y advirtió que el diésel es el más contaminante.

El nivel de polución es muy elevado. Una investigación de la universidad de Córdoba había señalado hace unos años que era alarmante la alta contaminación del aire tucumano. Más acá en el tiempo se recuerda el caso de una niña de 5 años que en 2021 y 2022 fue a reclamar, llevando una caja y una bolsa con hollín, al ingenio Ñuñorco y a la Secretaría de Medio Ambiente, respectivamente, por las cenizas que caían sobre su casa y le impedían salir a jugar, según explicó. Y más allá en el tiempo están informes sobre enfermedades respiratorias que afectaban a los niños en el sur de la provincia.

Al respecto, en el caso del ingenio Ñuñorco y el reclamo de la niña, se puso énfasis en el control de que se hayan puesto filtros en las chimeneas. También se sabe que el 2023 hubo menos superficie de caña quemada (unas 38.000 ha) en comparación con 2022 (unas 71.000 ha) mientras se ha ido consolidando el programa de producción limpia con el que se cosechan unas 48.000 ha sobre las 270.000 ha de cultivos.

Pero sobre la correlación entre la polución y los daños a la salud no hay registros claros, completos y continuados, que es lo que se está investigando con el proyecto del especialista, que trabaja en el Laboratorio de Atmosféricas del Conicet y de la UNT, junto con la Fundación Humboldt y ministerios de la Provincia. Con los sensores ya hay pistas sobre cuán contaminado está el aire, y además hay equipos médicos con el programa “Prevalencia de síntomas respiratorios y oculares en niños de Tucumán en relación con la contaminación ambiental y estaciones del año”, que se lleva a cabo en escuelas provinciales. El investigador dijo que “científicamente está demostrado el daño que produce la polución en los niños, en los pulmones, en el corazón y en el cerebro”. “Esto se traduce en costos para el sistema de salud, porque curamos al enfermo pero lo volvemos a poner en el ambiente que lo enferma. En ese círculo vicioso los recursos no van a alcanzar nunca”.

Añadió que es de esperar que el trabajo que se lleva a cabo sirva para que se tomen medidas basadas en evidencia científica y que se pueda generar también más conciencia tanto en el sector productivo como en los funcionarios y en la misma comunidad, a fin de acrecentar las medidas colectivas e individuales para el cuidado del medio ambiente.