Ha vuelto a tomar fuerza en Tucumán la discusión sobre el problema de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), tema del foro realizado recientemente en nuestra provincia. Vale destacar que quien inició las discusiones y realizó proyectos de solución integral para los RSU fue la Universidad Tecnológica Nacional-Facultad Regional Tucumán, por medio de su Grupo de Investigación Geersu (Grupo de Estudios de Efluentes y Residuos Sólidos Urbanos), creado en 1992 por un calificado elenco de profesionales con vocación de servicio. Cito algunos de los estudios y proyectos, la mayoría de los cuales -lamentablemente- no tuvieron eco en los gobiernos de turno: Caracterización de los RSU en las Comunas Rurales del Este Tucumano (dato esencial para encarar un proyecto de solución integral de la basura); Gestión Integral de los RSU en la Ciudad de Metán; presentación del proyecto de creación del Centro de Monitoreo de RSU; notas sobre la exposición de motivos correspondientes a la Ley 722 (RSU, Generación, Transporte, Transferencia y Disposición Final). En lo personal, y como director del Geersu, fui invitado por la Universidad de Burgos para dar un curso de verano sobre la reutilización de los líquidos cloacales con destino a riego irrestricto de cultivos. Pero si algo importante hizo este Grupo fue el tema de la basura en Monteros, por iniciativa de la ONG Pacto Verde. La Nación tomó conocimiento del tema y consiguió los fondos para que el Banco Mundial llamara a licitación para el Proyecto Integral de los RSU en Monteros. Se presentaron tres empresas privadas y la UTN representada por el Geersu. Ganamos la licitación por ser el proyecto más convincente, al agregar la solución para 13 comunas rurales aledañas. Nos habíamos puesto los pantalones largos. El proyecto en cuestión fue aprobado por la institución mundial y la UTN entregó la documentación completa para concretar las obras y ser ejemplo: el primer municipio con una planta de tratamiento ejecutada. Esto sucedió hace 24 años y vaya a saber en qué cajón estará durmiendo tanto esfuerzo. Allá por 2014 el Grupo se disolvió. Imagino que no había -ni hay- motivación económica para que los jóvenes investigadores y becarios que dejamos prosigan el camino iniciado. Hemos dejado plantada una semilla en el tema de los RSU, tal como lo muestran los artículos de los diarios y revistas de investigación. Es un deber regarla para que germine. Hoy, a mis casi 80 años, un saludo a aquellos que me acompañaron en esa gesta: gracias ingenieros Perera, Ortega, Mentz y a todos los becarios que formamos.

Antonio Francisco García

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