El lector Hugo Modesto Izurdiaga (carta “La historia se repite”, 27/05) se refirió a: “cuando hay gobiernos insensibles la historia se repite”, haciendo alusión al “Fondo patriótico” en la guerra de Malvinas (donaciones masivas de la población, cuyo destino efectivo nunca fue investigado) y a la mercadería que el Ministerio de Capital Humano tiene almacenada. Es importante, y debería ser condición sine qua non, opinar no sólo basándose en la sensibilidad, sino apoyado en información. Por ejemplo: ¿qué mercadería es? ¿La tarjeta Alimentar no es suficiente por ahora?  ¿De qué tipo de distribución estamos hablando? etc. Es sabido que la actual administración pretende reemplazar a los intermediarios y aboga porque la población no dependa de estas dádivas, sino que tome decisiones de acuerdo a su situación particular. Manifiesto esta opinión basada en hechos: en el sistema educativo en Tucumán, en estas décadas dos hechos me demostraron que “el camino del infierno está plagado de buenas intenciones”. El primero, la entrega de notebooks a los alumnos del secundario en forma gratuita, sin realizar un análisis de las ventajas, desventajas, la inversión/gasto, etc. Esto fue cuestionado por quien escribe (directora/supervisora), observadora de la realidad: los profesores en su mayoría, mucho más el alumnado, nunca las aprovecharon por desconocimiento. Algunas familias terminaban vendiéndolas, y los alumnos, por la iniciación con los “jueguitos” diversos que los fascinaban, las destrozaban por el mal uso. El segundo, más cerca en el tiempo, hace seis y siete años, el “ invento” en verano de que las escuelas sirvan desayuno o almuerzo dependiendo de ciertos factores. En San Miguel de Tucumán las escuelas estaban vacías para el desayuno; en ocasiones el personal llamaba a algunas familias y les entregaban el desayuno correspondiente a la matrícula. Lo mismo ocurría en la zona rural con el almuerzo, que se optaba por distribuir a los pocas integrantes de familias que se llegaban a la escuela. ¿Razón de las inasistencias? El calor reinante, debido al cual los niños en la ciudad se acostaban demasiado tarde; y en el campo el horario impedía que los alumnos llegasen al establecimiento al mediodía, sumado a que los padres se negaban a enviarlos. Y la intención del Gobierno era la mejor... pero no lo que la población necesitaba, en sus formas al menos. Con esto me refiero a que las buenas intenciones son necesarias, pero no suficientes cuando se trata de inversión de los fondos estatales y un manejo responsable y eficiente.

Hilda Cristina Ponce

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