Los vecinos de Bajo Grande que viven a pocos metros del tendido de alta tensión tienen versiones dispares. Algunos sostienen que no fueron notificados por Transnoa ni sobre los riesgos de tener su casa dentro de la zona de exclusión. Hay quienes remarcan, incluso, que viven allí desde antes de que se montaran las columnas. Otros, en cambio, dicen que sí fueron advertidos de que están en falta. Dicen que temen por su salud, pero que no quieren ser desalojados. “Quisiera que no nos saquen porque no tenemos dónde ir a parar”, expresa afligida la vecina María Coronel.
Un equipo de LA GACETA viajó hasta el kilómetro 1.279 de la ruta 9, en la comuna de El Bracho y El Cevilar, donde los cables de alta tensión cruzan la cinta asfáltica. De un lado sólo hay cañaverales. Del otro, decenas de casas están debajo o a pocos metros de los tendidos que se instalaron en 1986, según los vecinos.
Coronel dice que vive allí hace 12 años. Comenta que recientemente anduvo gente de Transnoa con la Policía para notificar que deben despejar todo lo que esté en la zona de servidumbre (según disposiciones del ENRE, por el voltaje, deben ser 19 metros hacia cada lado). “Mayormente todos cerramos atrás. Nos han dicho que saquemos (las cercas, casi todas de cañas) para que ellos tengan libre para circular y hacer la obra. Nos dijeron que iban a medir, pero nunca vinieron”, comenta. Cuenta que tiene dos hijos y que teme por su seguridad, por eso no los deja jugar atrás, donde pasan los cables, y que a la casa la hicieron lo más alejada posible. Añade que por los cables tiene problemas con internet, telefonía celular y la televisión.
A metros de Coronel viven Juan José Martínez y Belén, desde hace nueve años. Él trabajó como operario en obras de alta tensión y dice que conoce los riesgos de estar cerca del tendido de esas características. Ambos consideran que su casa está fuera de la zona de restricción y remarcan que colaborarán con lo que sea necesario para que se haga la obra. “Entiendo que eso es de ellos. Les dije que conmigo no van a tener problemas. A los vecinos les han dicho que tienen que desarmar (quinchos, cercas y piezas) para poder pasar”, dice Martínez que está desempleado.
En la esquina de la seguidilla de casas se divisa una vivienda que tiene construido un garage debajo de los cables. Los vecinos sostienen que esa persona se opone a demoler y temen que los saquen a todos por ese motivo. “El policía que vino nos dijo que si uno se opone (a despejar la zona) nos van a sacar a todos”, cuentan preocupados. Nadie atendió a este diario en ese lugar.
A unos 200 metros, la familia Robles tiene un extenso terreno. Afirman que fue comprado en los 70, que se fue dividiendo entre los hermanos del propietario original y actualmente hay más de media docena de casas, algunas bajo los cables. “En ningún momento tuvimos impedimento de la Provincia, ni se acercaron. Son ustedes los primeros en saber sobre la peligrosidad que puede haber ¿A dónde va a ir uno? Obviamente no tienen la mentalidad de ir a usurpar tal terreno, menos siendo propietario”, comentan. Reconocen que tienen problemas con los teléfonos celulares y la televisión.
El terreno está a nombre de Manuel Robles. Su hijo Víctor contó que son siete hermanos que tienen sus casas allí. “Siempre hemos vivido acá y nunca llegó una notificación”, dice.